lunes, 29 de octubre de 2012

CUANDO EL MASOQUISMO SE DISFRAZA DE AMOR
por Alena Persaldi




Generalmente resulta complicado comprender, interpretar y sobre todo aceptar cuando el masoquismo se instala en cada individuo y sutilmente se mezcla con el Amor en cualquiera de sus manifestaciones.
Me refiero al "masoquismo espiritual" si es que cabe la palabra, pero no encuentro otro modo de referirlo.
Es un tema que lo he hablado con mi hija siempre, que lo hablo con mi pareja diariamente y con mis amigos recurrentemente  y no menos difícil de abordar, porque fundamentalmente se suele creer que sufrir dentro de la pareja o de cualquier otra relación (filial, de amistad, etc.) es un acto de amor inmenso y nada mas equivocada la expresión de la palabra utilizada en ese concepto.
Es bueno decir que el Amor es Libertad, dos palabras de las cuales no todos sopesan en todas sus formas el valor espiritual y hasta material que cada una de ellas posee, amar no es exigir, ni abrumar, ni obligar a nada ni nadie, tampoco significa sufrir, porque  cuando hay sufrimiento no hay amor y esto es lo que realmente cuesta comprender, lo veo diariamente en las consultas en un alto grado de obsecuencia. 
Es imprescindible comprender que no se pueden resignar ideales o circunstancias propias por el sólo hecho de complacer y hacer feliz a otra persona, porque desvirtuar o resignar los propios conceptos y decisiones a la sombra de retener lo que creemos amar es uno de los errores más grandes del ser humano. 

Cuando realmente se ama, no se interfiere, se interpreta, para ello hay que despojarse completamente del egoísmo que nos atañe y aceptar sinceramente las elecciones del otro, pero también resulta imprescindible que acepten nuestras propias elecciones, porque lo fundamental es el respeto de uno hacia el otro, porque si uno de los dos acepta el sometimiento para que el otro se sienta complacido, el camino que queda por delante va a estar plagado de dificultades y dolores y es allí justamente cuando el masoquismo comienza a desbaratar un espacio que seguramente ha sido creado con proyectos, con amor y esperanza para convertirse en un calvario doloroso y pragmático que se acepta plenamente, en la creencia equivocada de que se está resignando todo por amor.
Nada más lejos de la verdad, el amor nunca puede vibrar en el dolor.

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