viernes, 31 de diciembre de 2010

CASTANEDA



“Cuando los seres humanos se ven como cam­pos de energía, parecen fibras de luz, como telara­ñas blancas, con hebras muy finas que circulan desde la cabeza hasta la punta de los pies. De ese modo, ante el ojo del vidente, un hombre aparece como un huevo de fibras que circulan. Y sus bra­zos y piernas son como cerdas luminosas que bro­tan en todas direcciones.”

“El modo más eficaz de vivir es vivir como un guerrero. Puede que un guerrero piense y se preocupe antes de tomar una decisión, pero una vez que la ha tomado, prosigue su camino libre de preo­cupaciones o pensamientos; todavía habrá un mi­llón de decisiones esperándolo. Ése es el camino del guerrero.

“Lo más difícil en este mundo es adoptar el ánimo del guerrero. De nada sirve estar triste, que­jarse y sentirse justificado de hacerlo creyendo que alguien nos está siempre haciendo algo. Nadie le está haciendo nada a nadie, y mucho menos a un guerrero.”


Eckhart Tolle

Fragmento de Una Nueva Tierra, de Eckhart Tolle

¿Qué podría ser más denso e impenetrable que una roca, la más densa de todas las formas? No obstante, algunas rocas sufren cambios en su estructura molecular, convirtiéndose en cristales para dar paso a la luz. Algunos carbones se convierten en diaman­tes bajo condiciones inconcebibles de calor y de presión, mientras que algunos minerales pesados se convierten en piedras preciosas.

La mayoría de los reptiles rastreros, los más íntimamente unidos a la tierra, han permanecido iguales durante millones de años. Sin embargo, algunos otros desarrollaron plumas y alas para convertirse en aves, desafiando la fuerza de la gravedad que los había mantenido sujetos al suelo durante tanto tiempo. No aprendieron a reptar o a andar mejor, sino que trascendieron totalmente esos dos pasos.

Desde tiempos inmemoriales, las flores, los cristales, las pie­dras preciosas y las aves han tenido un significado especial para el espíritu humano. Al igual que todas las formas de vida, son, lógicamente, manifestaciones temporales de la Vida y la Concien­cia. Su significado especial y la razón por la que los seres huma­nos se han sentido fascinados y atraídos por ellas pueden atribuirse a su cualidad etérea.

Cuando el ser humano tiene un cierto grado de Presencia, de atención y alerta en sus percepciones, puede sentir la esencia di­vina de la vida, la conciencia interior o el espíritu de todas las criaturas y de todas las formas de vida, y reconocer que es uno con esa esencia y amarla como a sí mismo. Sin embargo, hasta tanto eso sucede, la mayoría de los seres humanos perciben solamente las formas exteriores sin tomar conciencia de su esencia interior, de la misma manera que no reconocen su propia esencia y se limitan a identificarse solamente con su forma física y psi­cológica.

Sin embargo, en el caso de una flor, un cristal, una piedra preciosa o un ave, hasta una persona con un grado mínimo de Presencia puede sentir ocasionalmente que en esa forma hay algo más que una simple existencia física, aún sin comprender la razón por la que se siente atraída y percibe una cierta afinidad por ella. Debido a su naturaleza etérea, esa forma oculta menos el espíritu interior que otras formas de vida. La excepción de esto son todas las formas recién nacidas como los bebés, los cachorros, los gati­tos, los corderos, etcétera; son frágiles, delicados y no se han establecido firmemente en la materialidad. De ellos emana todavía inocencia, dulzura y una belleza que no es de este mundo. Son un deleite hasta para los seres humanos relativamente insensi­bles.

Así que cuando contemplamos conscientemente una flor, un cristal o un ave sin decir su nombre mentalmente, se convierte en una ventana hacia el mundo de lo informe. Podemos vislumbrar algo del mundo del espíritu. Es por eso que estas tres formas "iluminadas y aligeradas" de vida han desempeñado un papel tan importante en la evolución de la conciencia humana desde la antigüedad; es la razón por la cual la joya de la flor de loto es un símbolo central del budismo y la paloma, el ave blanca, representa al Espíritu Santo en el cristianismo. Han venido abonando el te­rreno para un cambio más profundo de la conciencia planetaria, el cual debe manifestarse en la especie humana. Es el despertar es­piritual que comenzamos a presenciar ahora.”


Un regalo para todos ustedes y mi deseo de un muy feliz 2011..



Con todo mi corazon.............Alena

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Estudio sobre los chakras

Los chakras son vórtices (remolinos) esféricos en el cuerpo etérico que actúan como transmisores de energía.

linea de los chakras

Tienen influencia en nuestra actividad en el plano físico a través del funcionamiento de las glándulas endocrinas (glándulas de secreción interna como la tiroides). Estas glándulas afectan a nuestro funcionamiento corporal, al balance mental y a la integridad emocional.
Dependiendo del uso que les demos a ellos y a nuestras energías serán constructivos o discordantes.
Nuestro cuerpo etérico tiene 7 chakras básicos.
No existen chakras buenos o malos, todos son necesarios para las experiencias terrestres como para el mismo proceso de espiritualización. Voy a explicar la función de cada chakra por separado, pero no hay que olvidarse que funcionan como un todo. En ese todo está el equilibrio.

Cada chakra tiene una función dual, con excepción del primero y el séptimo. Los demás tienen una actividad mundana y otra espiritual.
La vida es un proceso hacia arriba y hacia abajo, fluye desde su fuente hasta la manifestación y regresa a su fuente con un experiencia añadida obtenida en ese descenso.
Esta manifestación que tiene dos polos genera un tercer aspecto y un concepto:
La Trinidad. La trinidad es un concepto fundamental en numerosas filosofías, sistemas metafísicos y religiones en todo el mundo, como la Trinidad cristiana y los gunas del hinduismo.

No importan los nombres que le damos a los participantes de las polaridades que generan una triada, pues el sujeto receptor es siempre uno mientras que el lado objetivo o de vida es muy diverso y genera una rueda, en cuyo centro está el YO receptor que al manifestarse y vivir, se mueve desde el punto central hacia una diversidad que es inevitable.
Por lo tanto, la vida en su forma objetiva, implicará relación y separación y todo lo que les acompaña: como causa y efecto, el tiempo y la ley del ser, el nacimiento y la muerte o renacimiento.

Toda la experiencia por la cual crecemos y evolucionamos deriva de que estamos situados dentro de esta polaridad de Espíritu y Materia, Yin y Yan, Ser y no Ser, así como el modo en que actúa esta relación a través de nuestra conciencia. Las religiones orientales tradicionales, hinduismo y budismo, ponen el énfasis en la alegría y bendición que se experimenta cuando el alma puede apartarse de su unión al ser personal y se une con el principio espiritual superior existente en nuestro interior. Esta unión con el Ser superior o real se llama "yoga" en la metafísica hindú y significa unión. En la religión musulmana, este concepto se expresa como "Islam", que significa rendición del ser inferior al principio divino superior existente en uno mismo.

El cristianismo ha expresado esto, en la Comunión o Matrimonio Místico. Otras filosofías occidentales, se ocupan más del aspecto de producir el principio espiritual y expresarlo en forma de actividad creativa. En algunas escuelas de Metafísica, actualmente el ser trabaja con rayos. Los rayos son expresiones de energía y al decir que somos expresiones de rayos significa que existimos, significa que existimos como manifestación de estas energías.

Por lo tanto, en la vida tenemos el descenso desde la propia fuente y el regreso a ella, e idealmente uno tendría que equilibrar ambos procesos, el mágico o camino del descenso y el místico o camino del regreso. Nuestra experiencia es una vibración entre dos polos, uno de la Soledad cuando se da a nivel espiritual y el de la Conjunción cuando nos comunicamos personalmente con compañeros.

La soledad deriva del estado de solo uno. Arthur Koestler, en " The Yogi and the Commisar" lo expresa así:... "Casi todas las personas tienden a permanecer en un nivel solo, ser capaz de moverse a voluntad entre los dos polos requiere habilidad y disciplina. Finalmente aprenden que los dos principios no son adversarios, sino que en realidad son los más cercanos aliados y son capaces de equilibrio, manteniendo la cabeza en las nubes y los pies en la tierra, extrayendo continuamente del espíritu y expresándolo a través de las formas..."
El hombre tiene la polaridad esencial en su eje a lo largo de la columna vertebral, el espíritu tiene su manifestación en la corona de la cabeza y la materia en la raíz o base de la columna.
En el medio de ambas polaridades hay etapas intermedias de conciencia; los chakras del hombre se corresponden con estas etapas intermedias que al igual que las notas musicales vibran desde la más grave o densa hasta la más aguda o sutil. En la coronilla de la cabeza se manifiesta el espíritu, después en orden de intensidad el centro de las cejas es la sede del alma o la mente y el chakra de la garganta es el cuerpo en esencia, porque es la sede del éter.

Del éter nacen los cuatro elementos inferiores, una modificación del éter básico: son el aire, el fuego, el agua y la tierra. Estos elementos tienen su sede en los cuatro chakras inferiores. Para algunos alquimistas el éter era la quinta esencia o quinto nivel de vibración, dado que los diferentes niveles de conciencia son, la fuerza de la vida vibrando en diferentes frecuencias y pasar de un nivel a otro es simplemente cambiar la tasa de vibración.

Einstein y otros físicos bien conocidos han observado que la materia es pensamiento que vibra en una frecuencia inferior. La palabra chakra es sánscrita y significa rueda. Los budistas la designan con el nombre de DHAMMACHAKKAPPAVATTANA SUTTA, que significa rueda de la vida o de la muerte o lo que se traduce poéticamente como "la puesta en marcha de las ruedas de la regia carroza del Reino de la Justicia".
El hombre es un alma que posee varios cuerpos, por que además del cuerpo físico visible tiene otros cuerpos que se relacionan con el mundo emocional y mental.
El doble etéreo es la parte invisible del físico, de suma importancia, porque es el vehículo por el cual fluyen las corrientes vitales que mantienen vivo el cuerpo y sirve de puente para transferir las ondulaciones del pensamiento y la emoción desde el cuerpo astral al cuerpo físico denso.

Los chakras son puntos de conexión o enlace por los cuales fluye la energía de uno a otro vehículo del hombre.

Los chakras se dividen en tres grupos: superior, medio e inferior o respectivamente: espiritual, personal y fisiológico. Los chakras primero y segundo tienen la función de transferir al cuerpo dos fuerzas procedentes del plano físico.
Una es el fuego serpentino de la tierra y la otra la vitalidad del sol. Los centros tercero, cuarto y quinto, están relacionados con las fuerzas que por medio de la personalidad recibe el ego.

El tercero las transfiere a la parte inferior del cuerpo astral, el cuarto a la parte superior de este mismo cuerpo y el quinto por el cuerpo mental. Todos alimentan ganglios nerviosos del cuerpo denso.
Los centros sexto y séptimo están relacionados con el cuerpo pituitario y la glándula pineal y se ponen en acción cuando se alcanza cierto grado de espiritualidad.

Ahora vamos a abocarnos a la descripción de cada uno de estos siete chakras principales, sus características, como están relacionados unos con otros y su relación particular con los cuerpos inferiores.

Estudio de los chakras

Chakra 1
Chakra 2
Chakra 3
Chakra 4
Chakra 5
Chakra 6
Chakra 7

www.gentenatural


Que dia nacio Jesus?

Para empezar, lo seguro es que no nació un 25 de diciembre, ni tampoco en el año 1.
La confusión proviene de unos cálculos hechos por un astrónomo y teólogo escita llamado Dionisio el Exiguo, que vivió en Roma unos quinientos años después de la época de Jesús. Según sus cálculos, Jesús había nacido en el 753 ab urbe condita (AUC), es decir, 753 años después de la fundación de la ciudad de Roma. Poco después desapareció este método romano de fijar las fechas y en su lugar, dado que el cristianismo ya era la religión más extendida e importante, se implantó la costumbre de contar los años a partir del nacimiento de Jesús. Este año fue el 1 Anno Domine (Año del Señor) y los años anteriores se etiquetaron como "antes de Cristo" (a. C.). De este modo, la fundación de Roma se quedó en el 753 a. C. Dionisio el Exiguo erró en sus indagaciones; hoy se sabe que Herodes el Grande subió al trono en el 716 AUC, es decir, en el 37 a.C., y que reinó durante treinta y tres años, hasta el 4 a.C. Así que resulta imposible que Jesús naciera en el año 1 y al mismo tiempo durante el reinado de Herodes, como dicen Lucas y Mateo. Por lo tanto, el año del nacimiento de Jesús se debe retrasar al menos cuatro años, aunque ciertas investigaciones han llegado a la conclusión que habría que situarlo en el 6 o 7 a.C.
En cuanto al 25 de diciembre como día del nacimiento de Jesús, no hay constancia de que fuera en esa fecha ni siquiera en sus proximidades, pues si nos atenemos a lo que dice el evangelista san Lucas, los pastores estaban al relente de la noche con sus ovejas cuando ocurre el milagro de la estrella de Belén y, por lo tanto, en el momento justo en que el niño Jesús nace en una cueva o un pesebre camino de Belén. Los pastores no podrían pernoctar al aire libre en diciembre en Palestina, pues hace bastante frío, muy parecido a España, lo que refuerza el testimonio del Talmud según el cual los rebaños salían a los campos desde marzo hasta principios de noviembre.
Durante el siglo III se fijaron varias fechas del natalicio de Jesús. Las iglesias cristianas orientales, como la de Armenia, fijó el 6 de enero, otros propusieron el 25 de marzo, el 15 de abril o el 25 de mayo, esta última establecida por Clemente de Alejandría. Ante tanta variedad y confusión, el papa Fabián, en el siglo III, calificó de sacrílegos a quienes intentaran determinar la fecha del nacimiento de Jesús. Un siglo después, en el 354, el papa Liberio quiso buscar una fecha significativa para solapar cultos paganos y eligió el 25 de diciembre, próximo al solsticio de invierno, una fecha en la que los romanos realizaban las fiestas tanto al Sol Invicto como a Mitra, dos dioses solares, redentores y salvadores, con muchos elementos comunes con Jesús (nacimiento en una cueva, de una mujer virgen, con señales luminosas, que mueren crucificados, etc.) Ante esto no se sabe muy bien si fue Jesús el que solapó a los dioses solares o estos a Jesús. La cuestión que nos ocupa es que esta fecha se impuso
Según investigadores y teólogos, Jesús nació el 6 o 7 a.C. en algún día de primavera o verano. Los datos que aporta el conocido investigador y escritor Juan José Benítez, que expone ampliamente en sus libros de "Caballo de Troya", sobre el nacimiento de Jesús son en buena medida convincentes, y apuesta por una fecha concreta: el 21 de agosto del 7 a.C, fecha a la que tambien hace referencia concreta El Libro de Urantia.
ianuacaeli

martes, 28 de diciembre de 2010

Desde mi corazon amatista- Por el Maestro Ascendido Saint Germain


Maestro Saint GermainMi saludo llegue a todos los servidores del Mundo en esta hora donde ya se perfilan con absoluta nitidez las Grandes Tareas a realizar, emprendidas desde remotos tiempos en los cuáles la Humanidad caminaba aún envuelta en las brumas de la superstición y la ignorancia.

Sabido es por la mayoría, la vuelta cíclica de la evolución espiral ascendente por la cual la galaxia entera atraviesa lo cual implica grandes corrientes de Poderosísimas energías llevando hacia una regulación y completa elevación en cuanto a la frecuencia de las octavas de luz que debe emitir desde la piedra y hasta el Arcángel mas excelso en este Planeta y toda su Vía Láctea.

Este próximo paso es de tan grande Magnitud y alcance pues sepan Mis Amados , que les hace calificar como el Planeta Sagrado que fue al comienzo de los tiempos y el cual volverá a ser, con la absoluta cooperación de sus libres albedríos.

Yo me pronuncio en esta hora decisiva en cuanto a la evolución se refiere para decirles ¡¡No teman ¡¡ Incontables voces se pronuncian hablando de calamidades y desastres….aún señalando el año 2012 , como destrucción total o parcial de la Tierra y la vida en Ella.

¡YO les hablo ahora, desde Mi corazón Amatista a aquellos que abren sus Almas sintiendo el todo Amor y el propósito de Dios Mismo . y sienten la veracidad del ímpetu de la creación , renovándose constantemente en una ofrenda de Amor, Belleza y Perfección.¡

Los verdaderos cambios están ocurriendo a niveles de las formas gastadas y rebeldes, agresivas y contaminantes…Las Luchas se dan en los campos de batalla de el propio Ser, los Ángeles del propósito esta reivindicando la sustancia de los Rayos de Dios, los cuales tienen su existencia en los cuerpos sutiles del Ser Humano y en los del Alma de la Tierra., tratando de expulsar a los ancestrales egregores o entidades de las enfermedades, el egoísmo y el temor.

Los elementales concientes de este Nuevo Orden establecido se debaten a su vez por dar pureza, buen uso y administración a su elemento y le responden al humano conforme este atropella y abusa de ellos.

Ello no significa la destrucción del Planeta entero,,,sino la Purificación requerida antes de entrar por los Grandes portales de las iniciaciones Planetarias que tiene sus puntos de crisis. como una forma anticipada de necesaria redención..

En los Retiros de la Llama Violeta, Mi Propio Corazón , les brinda el fulgor de la Luz transmutadora y Libertadora, para que continúen expandiendo vuestra Propia Luz al calor y fulgor de Vuestro preciosos Cristos.

Les Bendice Saint Germain.

Gran Hermandad Blanca

CRÓNICA DE UNA ASCENSIÓN - 1ª parte

CRÓNICA DE UNA ASCENSIÓN 2ª parte El Nuevo Mundo HQ

Tres Nuevos Chakras para elevar nuestra Conciencia


ascensionPor el Maestro Kirael, a traves de Kahu Fred Sterling

KIRAEL: Hoy les hablaré sobre los tres nuevos chakras. Los tres chakras nuevos están ubicados por arriba de su cabeza y son dorados, aperlados o de esencia aperlada y azules/verdes. En este momento este agregado mágico a su sistema de chakras podría estar causándoles algunos desafíos en la memoria. Podrían no recordarse dónde están las llaves de su coche, o dónde dejó su coche. Algunos podrían sentir como si su punto de apoyo al levantarse por las mañanas estuviera un poco desactivado, o como si estuvieran perdiendo su mente a veces. Su memoria no está fallando y ustedes no están perdiendo su punto de apoyo o su mente. Más bien, los nuevos chakras se están conectando con ustedes a su mente etérica, al omni cerebro y el omni cerebro está tratando de obtener información almacenada allí en su cerebro local.

Su trabajo es tener conciencia de este viaje y cambiar sus pensamientos acerca de lo que les está sucediendo. Su memoria no fallará al menos que ustedes digan que está fallando. Así que cuando ustedes creen que no pueden recordar donde pusieron las llaves de su coche, no digan, “No puedo recordar donde puse las llaves de mi coche.” En lugar de eso, digo, “Yo busco más detenidamente las llaves del coche.” Si ustedes dicen que no pueden recordar algo, ustedes no están en el momento presente. Permanezcan en el momento y estos tres nuevos chakras elevarán el porcentaje de la capacidad y fuerza mental que utilizan al 20 ó 25% comparados a sólo 10% hace un año.


Cambie su mente, cambie cualquier cosa


Comprendan que mucha de su energía va a su cerebro, revitalizándolo más cada día. En esencia, su cerebro está energizando de gran manera el resto del cuerpo ahora. Ese sentido de gran impacto en el cuerpo no durará. Simplemente sepan lo que está sucediendo. De tal modo, si se sienten un poquito fuera del centro o si sus extremidades no están tan fuertes como podrían, no se preocupen. Simplemente sepan lo que está sucediendo realmente. Ustedes pueden continuar diciendo, “Me estoy mareando” o “Yo me olvidé dónde están las llaves de mi coche,” y las cosas solo se pondrán peor, o ustedes pueden no otorgarle crédito a tales pensamientos y trabajar con cualquier situación que se presente y las cosas se pondrán mejor.

Con la percepción de lo que está sucediendo, ustedes no pensarán, “Oh, mi Dios, me estoy mareando cuando me paro. Eso no es bueno. Estoy peor todo el tiempo.” Esos pensamientos se desvanecerán de su mente. Ustedes podrán reemplazar esos pensamientos con pensamientos como, “Eso es una de la pequeñas cosas que el Maestro Kirael me dijo. Es mi cuerpo ajustándose y esto es perfecto”. Estos pensamientos ayudarán a disipar lo que está sucediendo en el cuerpo.

Pueden cambiar cualquier cosa, cambiando su mente. Su mente es donde reside el poder. Ustedes pueden hacer cualquier cosa que quieran y pueden utilizar su mente para lograrlo. Es su elección. Estén predispuestos a su propio viaje y no pierdan tiempo comentándoselo a otros. Todo este viaje se trata sobre su conciencia, sabiendo lo que está sucediendo con su cuerpo y sabiendo lo que desean, y luego lo hacen


Los roles de los Tres Chakras


Ahora que ustedes comprenden lo que está sucediendo en su cuerpo como resultado del agregado de estos nuevos chakras, me enfocaré en los nuevos chakras en sí mismos. Como les dije antes, los tres nuevos chakras son dorados, aperlados o de esencia aperlada y azules/verdes.

El chakra dorado está justo por encima de su corona y esta entretejido en su omni cerebro, la fuerza conectiva entre todos los cuatro cuerpos. Ustedes pueden practicar utilizando este nuevo chakra convocando la presencia de su yo superior cuando meditan. Cuando ustedes invocan a su Yo Superior, verán una neblina de luz dorada que fluirá hacia ustedes. A medida que esta neblina de luz fluye hacia ustedes, escuchen con sus sentimientos, no sus oídos. Si oyen con sus oídos, no escucharán nada. Sentirán antes que escucharán lo que su yo superior les está diciendo. Su viaje será iluminado (Nota: para el Maestro Kirael significa estar lleno de luz) mientras lentamente respiran en la energía del prana, llevándola a través de su cerebro hacia la glándula pineal. Hagan esto durante tres a seis lentas y profundas respiraciones, tan profundas que ustedes podrán exhalar profundamente, controlando el flujo hacia fuera de su respiración. Eventualmente se marearán debido a todas estas energías que vendrán hacia su cerebro y serán llevadas hacia abajo a través de su sistema hacia su cuerpo. Toda su sabiduría consciente estará involucrada en este viaje..

Bien, el chakra de la esencia aperlada es el factor guía de toda la luz entrante hacia su persona. La esencia aperlada es su verdadera esencia espiritual. Si pudieran verse a sí mismos por lo que realmente son, verían la esencia aperlada, no el cuerpo físico que ustedes ven ahora. El cuerpo físico es una ilusión. Es lo que ustedes crearon para lograr este viaje, pero ustedes no son su cuerpo. Todos han escuchado que el Maestro Jesús retornaría a este plano Tierra en algún punto en el tiempo. Ustedes piensan que él traerá su cuerpo, pero esto no sucederá. El Maestro Jesús, el Maestro Buda, Lady Quan Yin, todos los grandes maestros que ingresan en este viaje lo harán en esta hermosa esencia aperlada.

Ahora, yo hablaré del chakra azul/verde como el ganador de la palabra ” go”. Actualmente ustedes todavía tienen su chakra verde, que es su amor, y su chakra garganta azul que es su verdad, pero este nuevo azul/verde es la verdad de todas las verdades porque está entretejida con el corazón. No pueden hablar a través de este chakra al menos que ustedes estén en la verdad. Si ustedes piensan, “Lo comprobaré diciendo una mentira a través de ese chakra,” van a encontrar que la mentira no provendrá de ese chakra. Saldrá por debajo o aún por arriba, pero no emergerá a través de ese chakra, porque ese chakra solamente acomodará la verdad más elevada.

Eso es solamente un adelanto en estos nuevos chakras.

Hablen la Verdad a través de Sus Chakras

Gran Hermandad Blanca

La Isla Secreta

VIAJE AL SANTUARIO DEL PACÍFICO
LA ISLA MÁGICA DE POHNPEI Y EL SECRETO DE NAN MATOL


faberkaiser

Debajo de la isla de Pohnpei, en el oceano Pacífico, se esconde una página secreta de la historia de la Humanidad. Por esta razón, los iniciados de la hermandad de los ‘tsamoro’ le dan a su isla justamente este nombre: «Sobre el secreto». Un lugar que le sigue ocultando al extraño gran parte, precisamente, de sus conocimientos secretos.

El único que ha trascendido más allá de sus límites, sigue sin estar resuelto: frente a sus costas se asientan las ruinas de la enigmática ciudad acuática de Nan Matol, construída —nadie sabe cuándo ni por quién— con gigantescos bloques de basalto sobre 91 islotes artificiales. Invadida por la jungla y los manglares, continúa siendo para los nativos una ciudad prohibida, que —de acuerdo con su tradición— acecha con la muerte a quien osa permanecer en ella después de la caída del Sol.

En este enclave de las Carolinas orientales, en la Micronesia, averigué sobre el terreno cuanto allí se esconde. Acumulando vivencias en la jungla de los montes y en los manglares de las aguas litorales, conviviendo con los transmisores del conocimiento de la isla, he ido recomponiendo el rompecabezas de la desafiante historia de Pohnpei —descubierta por navegantes españoles en el siglo XVI— que mantiene a muerte un solo principio: no revelar jamás todo lo que alberga.

En 1939 había aparecido en la Prensa alemana una curiosa noticia: afirmaba ésta que submarinistas japoneses habían efectuado inmersiones en la isla carolina de Ponape (la antigua Pohnpei) y habían sacado del lecho del mar trozos de platino. Pero no de alguna formación natural recubierta de coral, sino de un tesoro submarino. Noticias posteriores afirmaban que en la costa oriental de Pohnpei se hallaban diseminadas en una amplia área misteriosas construcciones cubiertas por la jungla: un sistema de canales, muros ciclópeos, ruinas de fortificaciones, ruinas de palacios…

UNA CIUDAD SUMERGIDA

Ya mucho antes de la primera gran guerra —explicaron los nativos— buscadores de perlas y comerciantes japoneses habían efectuado sondeos clandestinos en el fondo del mar. Hasta que los submarinistas regresaron con narraciones fabulosas: allí abajo se habían podido pasear por calles en parte bien conservadas, si bien recubiertas por moluscos, colonias de corales y otros habitantes marinos, amén de algún que otro vestigio de ruinas. Desconcertante había sido, según ellos, la visión de numerosas bóvedas de piedra, columnas y monolitos.

Esta misteriosa ciudad submarina albergaba tesoros concretos, debiéndose hallar en el centro de la misma una especie de panteón de los nobles del lugar, cuyas momias yacían allí. Pero aquí viene lo asombroso: cada una de estas momias estaría encerrada en un sarcófago de platino. Estos son los sarcófagos que —ya en época de la dominación japonesa de la isla, o sea entre las dos guerras mundiales— habrían localizado los submarinistas nipones. De acuerdo con estos testimonios, habrían ido extrayendo platino del fondo marino hasta el momento en que dos submarinistas ya no volvieron a emerger. Desaparecieron sin dejar rastro, llevándose consigo su moderno equipo de inmersión y de trabajo: jamás nadie volvió a verlos.

RUMBO AL ENIGMA

Pohnpei se presentaba como un reto fascinante. Pero quedaba una sola duda: ¿se trataba de comentarios fantasiosos de gente ávida de sensacionalismo? Para despejarla, valía la pena estar volando, como lo estábamos haciendo Miquel Amat y yo, en pos del Sol.

«Allí la gente no va». Que esto no lo hacía nadie, que la gente se iba, pues… a Hawaii o a las Fidji, pero allí no: “Allí se comen a la gente”, me decía un oficial de inmigración en el aeropuerto neoyorquino John F. Kennedy. Mal informado estaba el funcionario yanqui sobre las actuales preferencias culnarias de los pohnpeyanos, pero menos aún sabían en las agencias de viaje de la otra costa americana: “¿Y eso dónde cae? Es la primera vez que lo oigo”, me confiesa un veterano empleado de la ‘Western Airlines’ en Los Angeles. En eso, parecía evidente que el inquisidor de New York había tenido razón: a Pohnpei la gente no iba.

Ya en pleno Pacífico, a mitad de camino entre Los Angeles y Pohnpei, con más de 15.000 km de vuelo a las espaldas desde nuestra partida de Barcelona y con todavía algo más de 4.200 km de sobrevuelo del oceano Pacífico por delante, tampoco habían oído hablar nunca de Pohnpei. Ni siquiera el experimentado taxista hawaiiano que nos llevó del aeropuerto de Honolulu a la playa de Waikiki. Unicamente el gerente del restaurante ‘Tahitian Lanai’ en Waikiki supo aportar algo concreto; conocía Pohnpei: que si lo nuestro era el masoquismo, que fuéramos allí. Pero que el Pacífico ofrecía mil rincones para visitar antes que éste.

EL NOVENO ATERRIZAJE

Al día siguiente nos esperaba por fin nuestro noveno y definitivo aterrizaje desde que partimos de Barcelona. El volante correo del Pacífico nos había llevado de Honolulu al atolón de Johnston, de allí al de Majuro, y de éste a la base de missiles de Kwajalein.

Después de haber estado sobrevolando y aterrizando en atolones que eran superficies desérticas y absolutamente planas que a duras penas rebasaban en algún metro el nivel del mar, el espectáculo que hora y media más tarde se ofreció a nuestros ojos a la izquierda del avión, cuando surgimos por debajo de la capa de nubes, fue realmente impresionante: una lúgubre mole de montañas totalmente cubierta de espesa jungla de un pegajoso color verde oscuro, aparecía envuelta en sus cúspides más elevadas por neblinas y nubarrones blancos, grises, pesados. Sobrevolamos los arrecifes de coral del extremo norte de la isla, e inmediatamente surgió un poco más a la izquierda el islote sobre el que se extiende el campo de aterrizaje de Pohnpei. Aterrizaje —huelga decirlo— sin ayudas de tierra: a ojo.

VIGILANTES SOMBRAS NOCTURNAS

Al segundo día nos instalamos en una cabaña de madera con cubierta de hoja de palma, cuyos lados ofrecían amplias franjas abiertas por las que pasaba el aire pero nunca la lluvia, abundante lluvia en esta isla, que cae intermitentemente durante 300 de los 365 días del año. A una temperatura media permanente de 27-28°C, este tipo de alojamiento es el único idóneo para el lugar. Tuvimos que acostumbrarnos a compartir el interior del habitáculo con lagartos, lagartijas, sapos, caracoles gigantes y la visita diaria de una rata. Pero todo esto quedaba compensado por la magnífica vista tropical que desde nuestra cabaña disfrutábamos sobre la Bahía de la Mala Acogida, como la bautizaron cuando la descubrieron en enero de 1828 unos navegantes rusos, a causa del poco hospitalario carácter de sus moradores.

En la primera noche de estancia en la isla ya tuvimos una clara muestra de que allí nos preguntarían más de lo que nos dirían. Fuimos a dar una vuelta a pie para la primera toma de contacto con el nuevo entorno. La oscuridad, total. Solamente la tenue luz de alguna vela o quinqué en las cabañas cercanas. Sin previo aviso rompió a llover bastante torrencialmente, a lo cual no tardaríamos a acostumbrarnos. De la oscuridad surgió una figura igual de oscura que nos invitó por señas a seguirla. Nos ofreció cobijo en la cercana cabaña de reunión de los hombres del lugar. Estaba ocupada por unos quince individuos que nos fueron estudiando en silencio, mientras dos de ellos se alternaban en hacernos preguntas concretas sobre nuestra estancia en Pohnpei: qué habíamos venido a hacer aquí, cuándo habíamos llegado, qué lugares pensábamos visitar, y —algo que parecía interesarles especialmente— cuándo volvíamos a abandonar la isla. Intenté ganar tiempo con respuestas evasivas hasta que paró de llover.

Continuamos nuestro solitario deambular de exploración nocturna del terreno, cuando un silencioso movimiento oscuro a mi espalda coincidió con una pregunta: «¿Me das fuego?» Volvía a ser el mismo individuo que nos había invitado a la cabaña de los hombres, ahora acompañado de uno de nuestros interrogadores: «¿A dónde os dirigís por este camino?» Estaba claro que, al igual que en el Kim de Rudyard Kipling, también la noche de Pohnpei iba a estar llena de ojos…

SUS ANTEPASADOS APLICABAN TECNOLOGIAS MAGICAS

Entre aventuras, con tiento y con paciencia, logré conectar con el paso de los días con algunos de los transmisores del conocimiento ancestral de la isla —a la que James Churchward consideraba asentamiento del santuario del supuesto continente hundido de Mu—. El enigma principal que ofrece son las ruinas de Nan Matol. Con respecto a ellas, la arquología oficial reconoce abiertamente su desconocimiento absoluto sobre la finalidad de las más impresionantes ruinas del océano Pacífico; es más, de la única ciudad en ruinas que puede visitarse en los 166 millones de km2 de dicho océano.

Pero además de este enigma principal, arqueológico, existe un foco mágico de la isla, oculto en la abrupta espesura de la jungla de Salapwuk, en las alturas montañosas del reino de Kiti, en el suroeste de Pohnpei. Allí y en otros puntos de la isla, la memoria de los pohnpeyanos perpetúa hasta hoy el recuerdo de gigantes, el recuerdo de personas que sabían volar, el recuerdo de una raza que recurría a asombrosos poderes mágicos que permitían el transporte aéreo de grandes bloques de piedra. El recuerdo claro de la conexión celeste y de la realidad del vuelo posible, en la antigüedad.

ORIGENES INICIATICOS

Pero vayamos a los orígenes de esta isla absolutamente mágica: Pensile Lawrence, uno de los transmisores vivos de la historia esotérica de Pohnpei, me contó por fin, al cabo de dos interminables semanas de evasivas y de negativas a la ansiada entrevista, esta historia de sus orígenes:

«Nueve parejas —nueve mujeres y nueve hombres— erraban en una canoa por el ancho mar, buscando una tierra nueva en la que establecerse. En esto pensaban cuando se toparon con un pulpo hembra de nombre Letakika. Cuando éste averiguó el motivo de su viaje, les indicó un lugar del océano en el que había una roca que surgía por encima de las olas. Las nueve parejas prosiguieron su camino y hallaron la roca. Sobre ella comenzaron a construir la isla. Luego, dejaron en ella a una pareja, un hombre y una mujer, mientras que el resto volvieron a marchar. El nombre del hombre que se quedó en la isla no tiene importancia; no tenía nombre. Sí lo tenía el de la mujer: se llamaba Lemuetu. Lemuetu es la primera madre de Pohnpei. Por ello sus habitantes se asientan sobre un matriarcado. En su canoa, las nueve parejas llevaban alimentos para comer y para plantar en la nueva tierra.»

Este escueto y a la vez completo relato iniciático sobre los orígenes de la roca prima de Pohnpei, es un compendio de conocimientos ocultos. Aquí, en el breve espacio de un artículo, no ha lugar para explicaciones más amplias, que sí están recogidas en cambio en mi libro Sobre el secreto (Plaza & Janés Editores, 1985). Apuntaré aquí solamente que el 9 es —para las empresas de la especie humana— el símbolo del nacimiento. Entre otras, lo refleja así claramente por ejemplo la cábala lingüística de las voces «nueve-nuevo-nave-huevo» («novem-novum-navis-ovum»), que cobra todo su vigor en el gay saber de los argotiers, en el argot de aquellos que construían la obra en el país del gallo, en la Galia: «neuf-neuf-nef-oeuf». En el relato pohnpeyano reaparecen estos mismos elementos: la nave, tripulada por nueve parejas, para construir un país nuevo, lo cual significa un nacimiento, simbolizado por el huevo.

EL VIAJE DE NOÉ

Ahora bien, las características de la nave-canoa, con alimentos y plantas parta sembrar en el país nuevo, el hallazgo de una roca de tierra firme sobre la cual establecer un nuevo núcleo humano, la indicación de la cercanía de la nueva tierra por parte de un animal —aquí es un pulpo—, la equiparan a la nave-arca de Noé que navega igualmente en busca de la nueva tierra. Y en la misma cábala lingüística de quienes construyen bajo el signo del gallo, Noé es la radical de Noëlle, la natividad, el nacimiento. Con lo que seguimos en la constante 9 indicada en el relato primo de Pohnpei: en 9 ciclos (=meses) se forma (= nace) el ser humano.

Y —como no podía ser menos— exactamente cada 9 meses se reunían en Salapwuk —en cuyas espesuras se conserva la roca original de la isla, aquella que sirvió para su nacimiento—, el principal lugar de culto de Pohnpei, todos los iniciados, para unas celebraciones a las cuales estaba vedada la asistencia a todo extraño.

EN EL SECRETO SANTUARIO DEL PACIFICO

Aventurarse en las espesuras de los montes de Salapwuk, en el reino de Kiti, puede llegar a constituir una de las experiencias más cautivantes en la vida de cualquier persona que busca. Como puede también convertirse en un sendero sin retorno. O ser simplemente una excursión por la jungla. Todo depende de la motivación con que uno emprende la ascensión hasta el núcleo habitado más elevado de Pohnpei. Allí se halla el gérmen inicial de todo cuanto tiene que ver con los misterios de la isla.

La lenta ascensión a pie a través de la jungla propicia el que solamente llegue hasta Salapwuk aquél a quien los celadores del santuario se lo permiten. Tanto es así, que Miquel y yo fuimos los primeros extranjeros que han llegado a pisar aquellos parajes vírgenes. En busca del lago de agua dulce en el que, en las alturas de Kiti, crecía la misma hierba que crece abajo en el mar.

LA AVENTURA DE LA BUSQUEDA

Días antes le había preguntado a Masao —uno de los iniciados de la isla— por el significado del nombre ‘Salapwuk’: «Allí hay una roca. Cuando la veas, sabrás por qué se llama Salapwuk», me contestó escuetamente, para advertirme a renglón seguido: «Si logras subir con los contactos adecuados a las montañas, los celadores del lugar te mostrarán algo si creen que eres merecedor de ello; pero jamás te permitirán acceder a las cosas secretas que allí hay.» Pronto tendría que darle la razón.

Tras el largo ascenso hacia las cabañas de Pernis Washndon —el celador visible (que no máximo) de los selváticos montes de Kiti— la primera condición que éste me impuso fue el mutuo silencio sobre lo que allí hablaríamos, compromiso que por supuesto no voy a romper, por lo cual solamente reflejaré aquí parte de aquello que no atañe al mismo. Después de lo cual comprobaría que los distintos vigías de la jungla montañosa estaban informados de nuestra presencia. Entrada ya la noche, acudieron una serie de hombres, con alguno de los cuales nos habíamos cruzado ya en nuestro camino de ascenso. Pero otros acudieron de zonas aún más altas. En un momento nos vimos acosados por primero tres, e inmediatamente dos más, en total cinco de aquellos guardianes de Salapwuk que, machete en mano y a dos palmos de nosotros —que estábamos hombro con hombro intentando captar aquella situación —imponían la prudencia por encima de cualquier otra reacción. Tuvimos el segundo justo para confirmarnos mutuamente que aquello se salía de lo normal y podía derivar en algo feo si dábamos un paso en falso, cuando comenzaron a someterme alternativamente los cinco a un severo interrogatorio acerca del motivo auténtico de nuestra presencia en Salapwuk. Sólo al cabo de un buen rato de esfuerzos por no perder parte del terreno tan pacientemente ganado, logré restarle gravedad a la tensión que evidentemente se había creado.

Miquel y yo nos turnamos para dormir aquella noche tan fascinantemente intrigante como incómoda y al día siguiente nos internamos desarmados en las espesuras de la parte superior de Salapwuk, guiados por lugareños armados, circunstancia que nos impidió adoptar una postura de fuerza cuando se repitió un grave episodio de tensión entre ellos y nosotros. “Un comentario más y os pueden matar aquí mismo”, nos avisó la bonita Carmelida, que nos hacía de intérprete y que la víspera, advertida por Pernis Washndon de que guardara silencio sobre el contenido de nuestra converaación, comentó: «Si estuviera loca, hablaría.»

Los guardianes cumplieron perfectamente su cometido, puesto que regresamos después de un día de caminata a pie descalzo por la jungla, sin haber visto el enclave que yo buscaba. El lugar en el que, en épocas pasadas, cuando se producía alguna sequía anómala, los chamanes invocaban la llegada de la lluvia, que no tardaba en presentarse, después de haber clavado el sacerdote una vara en una abertura del terreno. Era exactamente la historia que ocho años antes me había contado el superior del santuario de Aishmuqam, en la antigua ruta de los mercaderes que desde el Afganistán se dirigían a la capital de Cachemira, Srinagar. Guardaban allí el bastón de Musa (Moisés), que solamente se usaba en aquel extremo norteño de la India para invocar la llegada de la lluvia, o el fin de una epidemia, siempre con inmediato resultado positivo.

EL TAPON DEL MISTERIO

De cuanto se puede explicar, lo más importante que me traje de las espesuras de Salapwuk fue la explicación de su celador visible, Pernis Washndon, de que estos montes y la isla misma no constituían más —como su propio nombre esotérico («Sobre el secreto») indica— que un tapón que esconde, al tiempo que señaliza, el emplazamiento del auténtico misterio que se oculta en sus profundidades.

No tardaría en averiguar que este misterio guardaba estrecha relación con las noticias aparecidas a finales de los años 30 en la Prensa alemana.

De regreso del reino de Kiti pude ya, con lo averiguado en Salapwuk, poner todo mi empeño en averiguar el motivo de la existencia en la isla de una ciudad construída sobre islotes artificiales, aprovechando su arrecife coralífero.

Para ello había que remontarse a la aparición en la isla, en épocas remotas, de una pareja de instructores llegados desde el aire, en una nube, con la finalidad de buscar un emplazamiento idóneo para la construcción de una ciudad-santuario.

Hallaron este emplazamiento en un lugar en el que vieron luces bajo el agua, en el mar. Supieron por ellas que era éste el lugar en el que debían construir una ciudad provocativamente distinta, sobre islotes artificiales, para señalizar la singularidad de aquel lugar.

Porque las luces que vieron les indicaban la existencia, allí, de construcciones artificiales muchísimo más antiguas, sumergidas bajo las aguas litorales de Pohnpei. Allí estabael inicio del ovillo que conducía al secreto que daba nombre y significado a la isla.

Todo un reto para esoteristas, arqueólogos e historiadores.

LOS GRANDES INICIADOS

El Corán, en la Sura 18, habla de Al Raqim, la tabla que contiene las claves de la iniciación en la cueva. En Pohnpei los Sau Rakim fueron antiguamente los grandes iniciados —ya no queda ninguno hoy en día— que guardaban los secretos y no los compartían con las demás personas. Los mantenían ocultos, ya que de otra forma eran castigados con la muerte. Cuenta la tradición que conocían todas las antiguas historias de Pohnpei, y que cuando morían comenzaba a llover, a relampaguear y a tronar. Algo similar —se suceden en esta isla las conexiones planetarias— a lo que sucedió con motivo de la crucifixión de Jesús.

LOS TSAMORO, SOCIEDAD SECRETA DE POHNPEI

Por debajo de los Sau Rakim, que eran los máximos iniciados de la isla, existía una sociedad secreta, la sociedad de los tsamoro. Los jefes de tribu se constituían automáticamente en miembros de esta sociedad, mientras que a los demás tsamoro se les exigía una demostración de sus aptitudes en el plazo de un tiempo de prueba de varios años de duración. Esta demostración consistía en el conocimiento de la lengua de la sociedad, que no era la del pueblo. Era por lo tanto un argot, una lengua de los argotiers, por lo tanto de los argo-nautas. Los tsamoro se reunían una vez al año en un lugar sagrado, rodeado de muros de piedra. El acceso les estaba vedado a los no iniciados, bajo pena de muerte inmediata. Durante sus reuniones secretas, los elegidos bebían sakau y cada uno ofrecía un recipiente de esta bebida sagrada a los seres superiores. Explicaré enseguida en qué consiste esta bebida. Valga decir antes aún que el jefe de la hermandad secreta de los tsamoro tenía su sede en estos montes de Salapwuk en cuya jungla me hallaba, y en donde cada nueve meses se reunían todos los iniciados para un encuentro de cuatro días de duración.

UNA VEZ MAS EL CLICHÉ DEL DILUVIO

Averigué en las oscuras noches de la jungla que existen allí naraciones legendarias que apuntan claramente hacia el recuerdo de una inundación total de la isla, o sea de un diluvio (para ellos obviamente universal). Literalmente: “Las inundaciones arrancaron toda la tierra de la isla” — dicen las tradiciones. Después de haberse retirado nuevamente las aguas, alguien procedió a reconstruir un túmulo de rocas en Salapwuk, en el reino de Kiti. Pernis Washndon (el celador de los misterios de estos montes) me dijo en este contexto que Salapwuk no era más que el tapón que tapaba un secreto que se encerraba debajo del lugar que estábamos pisando. Y considerando que Salapwuk debe su razón de ser —como ya vimos en el anterior número de “Más Allá”— a la primera piedra, a la piedra angular, obligado es aportar aquí el dato de que en el texto apócrifo Testamento de Salomón, la piedra angular es aquella que se pone encima de la puerta del templo.

EL RITUAL DEL SAKAU

La ceremonia del sakau es celebrada por todos los pohnpeyanos diariamente, al anochecer. Según ellos, es una bebida proporcionada antiguamente por los seres superiores, como vehículo de comunicación con ellos. Tanto es así, que en el escudo o emblema oficial del actual estado de Pohnpei aparecen juntas las ruinas de Nan Matol y un cuenco de coco conteniendo el sakau. Nosotros tomamos nuestro primer trago en el marco de un festivo agasajo del que nos hizo objeto una familia que ocupaba el pequeño islote de Takaieu, en los arrecifes que rodean a la isla central de Pohnpei.

El ritual ancestral que seguimos para tomar la bebida de la conexión celeste fue el siguiente: en primer lugar, durante el día fuimos recogiendo raíces de sakau (kawa-kawa, cuyo nombre botánico es ‘piper methysticum’). Al anochece, fuimos disponiendo hojas de banana debajo de una gran piedra plana, de hecho una plancha de piedra. La cantidad de hojas de palma depende siempre del mayor o menor rango del personaje principal que asiste a la ceremonia. Inmediatamente después lavamos cuidadosamente con agua las raíces y la plancha de piedra, hasta dejarla completamente limpia.

Mientras esto hacíamos en el interior de la amplia cabaña, en el exterior otros lugareños se encargaron simultáneamente de arrancar largas tiras de corteza de hibisco. Inmediatamente comenzó el ritual de ir machacando con piedras las raíces de sakau, dispuestas sobre la plancha de piedra. Esta plancha —de basalto— tiene un sonido metálico al golpearla con las piedras que sirven para machacar las raíces de sakau, y los oficiantes comenzaron por golpearla para señalar el inicio de la ceremonia en sí.

Cuando las raíces ya estuvieron prácticamente trituradas —en cuyo proceso intervinieron seis oficiantes sentados alredededor de la piedra-base—, se hizo perceptible el ritmo del repiqueteo de las piedras. Este ritmo, aplicado al unísono por todos los que están machacando las raíces, depende a su vez también del rango de la persona principal presente en la ceremonia, siendo el ritmo final idéntico al que se percibe escuchando el tamborcillo de mano de cualquier oficiante en cualquier lamasería del área himalaya. Cuando ya estuvo completamente triturada la raíz de sakau, la salpicamos con agua fresca, al igual que las tiras de corteza de hibisco. Inmediatamente nuestros anfitriones pasaron a amasar las raíces trituradas con agua, mientras otros ya habían dispuesto la corteza en un extremo de la piedra de sakau, para irla rellenando con la masa de raíces. Esta fue envuelta —liada— completamente en la corteza, hasta formar un largo y grueso canuto que luego uno de ellos fue exprimiendo con lentitud y fuerza para que el jugo resultante se escurriera en un cuenco de coco. Nos lo tendieron para iniciar la ingestión, tras lo cual lo fuimos ofreciendo a cada uno de los presentes, como es costumbre entre ellos.

Es un jugo espeso, marrón, amargo y refrescante, que tiene la ventaja de no contener las fibras de la yuca masticada por las mujeres de la tribu, que ingerí con la chicha durante mi convivencia con los jívaros del curso alto del río Santiago, en la selva ecuatoriana.

Lo que ingerimos aquí, en Pohnpei, es una droga adormecedora, la kawaína, cuyos efectos se comienzan a advertir en una insensibilización de los labios y de la punta de la lengua. Es un principio activo modificador del sistema nervioso, que produce la parálisis de las fibras centrípedas. El abuso de su ingesta puede conducir finalmente a una caquexia mortal. De todas formas, esto no se da entre los habitantes de Pohnpei, que saben dosificarse perfectamente su ración diaria de sakau. Precisamente porque no toman el sakau por drogadicción, sino porque constituye para ellos ancestralmente un vehículo de comunicación sagrado. De comunicación con seres superiores.

Vayamos pues a la comunicación celeste de los antiguos habitantes de esta pequeña isla —más pequeña que, por ejemplo, Ibiza—.

PADRE EXTRATERRESTRE Y MADRE TERRESTRE

Comienza la conexión celeste de los antiguos pohnpeyanos con un hombre llamado Kanekin Zapatan, descendido de las alturas, de un lugar desconocido, a Pohnpei, acompañado de un grupo de personas que sabían volar. Kanekin Zapatan se fija en la hija de un jefe nativo. Tenemos así a un hombre descendido del cielo que se casa con una mujer terrestre. Ya conocemos eso de los textos bíblicos. Urgido para el regreso por sus acompañantes, reclama sus alas y su aditivo capilar —un casco que llevaba— para poder reunirse en las alturas con los suyos. Le acompaña también su mujer, y literalmente dice la tradición: “Metió a la mujer en el cabello y alrededor de él ajustó el nudo”. ¿Cabría en aquella remota época mejor concreción para indicar que le puso un casco, imprescindible para levantar el vuelo?

Huye pues con la hija del jefe nativo, que en el trayecto da a luz a un niño distinto, dotado de grandes poderes mágicos. Este niño se llamará Luk, al que dejan en tierra mientras ellos prosiguen su vuelo. Más adelante Luk enciende una hoguera, para ascender en su humo, sobre un tambor, al cielo, imagen ésta que puede equipararse a la del despegue de un cohete portador de una cápsula tripulada. Al reencontrarse con sus padres les recuerda que «me engendrasteis en la Tierra». La narración también afirma de él que «sabía andar sobre el mar». Se suceden los símiles con pasajes bíblicos.

DOMINABAN LA TECNICA DEL VUELO

«En aquella época» —me cuenta Masao al pie del camino que conduce hacia Nan Matol— «la raza de los hombres era distinta. Estaban más dotados, ya que eran capaces de transformar la piedra y de efectuar trabajos muy difíciles en la misma, pero esta gente habilidosa ya no existe hoy en Pohnpei. Hoy ya no son como la gente de antes, son distintos, ya que aquéllos poseían poderes mágicos y eran fuertes.»

Un curioso invento lo constituyen los sacos voladores que aparecen en algún que otro relato de los tiempos antiguos de la isla. Se trataba de vehículos volantes de gran movilidad con capacidad para un solo tripulante. Incluso quedan narraciones que refieren combates entre varios de estos sacos voladores.

En relación con este tema, le pregunté a Masao si antiguamente habían existido en la isla hombres voladores. «¿Hombres volantes? No. No volaban propiamente, sino que penetraban en grandes pájaros, pronunciaban palabras mágicas, el pájaro se alzaba y volaba con ellos dentro. Construyeron pájaros voladores con árboles.»

DOS HERMANOS CON PODERES MAGICOS

Es hora ya de que me refiera al principal enigma que plantea esta isla: la ciudad muerta de Nan Matol. Para ello hay que remontarse nuevamente a los relatos tradicionales de los nativos. Cuentan éstos que muchísimo tiempo después de la llegada de la primera canoa con las nueve parejas (ver «Más Allá» n°…), hacen aparición en la isla dos hermanos: Olosipe y Olosaupa. Con ellos comienza el enigma de la ciudad de Nan Matol. El único recuerdo ancestral que los nativos conservan sobre la construcción de dicha ciudad, es el que refiere su origen a la actuación, absolutamente mágica, de estos dos personajes.

Nadie sabe de dónde vinieron; llegaron en una nube y descendieron en Sokehs, en el norte de la isla. Eran constructores, ingenieros, arquitectos extraordinariamente inteligentes y dotados de poderosos recursos mágicos. Pero además sacerdotes e instructores, que sacaron a los pohnpeyanos de su ignorancia y de su primitivismo. Llegaron a Pohnpei para edificar allí un santuario consagrado a un protector de la tierra y del mar: la anguila, desde entonces el animal totémico por excelencia de Pohnpei. Hay que tener en cuenta que el pohnpeyano no adora a la anguila misma como animal, sino por lo que éste representa: en su cuerpo habita el espíritu, la divinidad. La anguila es así un vehículo de la divinidad. Como lo es la serpiente para los aborígenes australianos y para los pueblos mesoamericanos, entre otros. ¿Y por qué en Pohnpei no aparece la figura de la serpiente, cobrando vigor, en su lugar, la de la anguila? Pues porque es el único animal que el nativo pohnpeyano puede asimilar a la imagen de una serpiente, por la sencilla razón de que en su pequeña isla las serpientes no existen.

Pero volvamos al propósito de Olosipe y Olosaupa: erigirle un santuario a esta anguila sagrada. Siendo la anguila una serpiente acuática, el santuario debía erigirse en un lugar que fuera a la vez mar y tierra: el arrecife coralífero que rodea a la isla.

EL FEUDO DE LOS REYES DEL SOL

Recorrieron, pues, la costa de la isla desde el promontorio de Sokehs, en el Norte, en busca de un lugar idóneo. Lo hallaron en un lugar llamado Sau Nalan, cuyo significado era el Sol. El santuario debía recibir el nombre de Nanisounsap, que significa “lugar del rey del Sol”. Pensile Lawrence, transmisor ya citado del conocimiento esotérico de Pohnpei, me confesaría: «Se decidieron por el actual enclave de Nan Matol, puesto que en aquel lugar preciso observaron luces extrañas en el mar.»

De acuerdo también con la versión esotérica, debajo de Nan Matol yace Kanimeiso, la «ciudad de nadie». Por ende, cabe comentar aquí que todo el simbolismo de la construcción del santuario apunta hacia el feudo de los reyes del Sol: Nan Tauas, la construcción principal del conjunto, se halla en el vértice oriental (hacia donde sale el Sol) de Nanisounsap (el lugar del rey del Sol), erigido a su vez en el extremo oriental de Sau Nalan (el Sol), que a su vez constituye el flanco oriental, o sea de la salida del Sol, de la isla de Pohnpei.

TRANSPORTE AEREO

Cuando regresamos de la jungla de Salapwuk, nos instalamos pues en el minúsculo y paradisíaco islote de Joy Island (antiguamente Nahnningi, el «pedazo de tierra pescado del fondo del mar», o sea un trozo del paraíso, puesto que eso es para los pohnpeyanos el fondo del mar). En el islote sólo vivía Nahzy Susumu. Con él, con nuestra compañera, guía e intérprete Carmelida Gargina, con los grandes cangrejos cocoteros, dos perros y algunos cerdos, con las rayas y con las crías y algún que otro padre de tiburón y con la desdichada morena que pescó Carmelida a golpe limpio de mi machete para cocerla luego aún medio viva en las brasas de nuestra hoguera, compartimos las inolvidables y solitarias noches de este mágico arrecife coralífero del Pacífico.

¿Mágico?: Absolutamente mágico. De día, íbamos a visitar desde allí las cercanas ruinas de Nan Matol: 91 islotes artificiales construídos sobre el arrecife, a base de la superposición —única en el mundo— de enormes columnas de basalto. Analizamos todas las posibilidades que podían ofrecerse de transportar estas columnas desde la cantera que se hallaba al norte de la isla, hasta el enclave en que habían sido apiladas en Nan Matol. Por tierra, imposible, dado que la espesa jungla que cubría toda la isla, y los intrincados manglares que se extendían a lo largo de la costa, hacían imposible el transporte de estos enormes bloques de piedra. Cabía la posibilidad de un transporte por mar, a lo largo del arrecife. Miquel Amat, experto navegante, me comentó sin embargo que la única posibilidad habría sido, en época tan lejana, el sujetar cada columna de piedra debajo de una enorme balsa, para evitar que esta zozobrara y se hundiera. Pero entonces, ¿cómo habrían podido salvar la barrera coralífera con la que habrían topado? El transporte era a todas luces imposible. Excepto para los iniciados, aquellos privilegiados isleños que conocían la historia auténtica de su tierra.

A la luz de la hoguera, en noche de plenilunio, un descendiente de tsamoro me confió que para ellos no es ningún secreto el que Olosipe y Olosaupa, los dos hermanos constructores, estaban dotados de un extraordinario poder mágico:

«Convocaron a todas las piedras para que vinieran por sí solas y formaran las imponentes construcciones. Olosipe y Olosaupa llamaron a las piedras que estaban en Sokehs. Estas oyeron su llamada mágica y acudieron volando junto a los dos hermanos. Por procedimientos mágicos éstos ordenaron a cada uno de los grandes bloques de piedra que ocupara su sitio correspondiente en las construcciones. Tal es la forma en que se construyó Nan Matol.»

Quien se sonría ante mi ingenuidad, recuerde las palabras del jefe hopi White Bear, cuando explica —sin tener ni la más remota idea de lo que cuentan los transmisores del conocimiento en Pohnpei— que exactamente este corte y tranporte de enormes bloques de piedra es lo que los katchinas —seres que dominaban el secreto del vuelo— enseñaron a los antepasados de los indios hopi, hoy asentados en Arizona, y que por su parte afirman proceder del Pacífico. Es más: vimos que en la relación solar de todo el simbolismo construccional y de emplazamiento del santuario del rey del Sol —Nanisounsap— el edificio principal, Nan Tauas, ocupaba el vértice más oriental, o sea dirigido al Sol naciente. Pues bien, Tauas significa en lenguaje hopi exactamente esto mismo: Sol.

EL MISTERIO ESTA DEBAJO

Todo esto no son más que los testimonios visibles y averiguables —cuando se pregunta con tiento— de los enigmas que presenta la isla de Pohnpei. Ocultos quedan sus auténticos misterios. O su auténtico misterio. Aquél que está implícito en el propio nombre de Pohnpei: «Sobre el secreto».

Tuve que desandar la selva monte arriba para que en lo alto del reino de Kiti, en Salapwuk, uno de los principales celadores del secreto me dijera que la isla que estábamos pisando no era más que el tapón puesto encima de un gran secreto que se escondía debajo, razón y origen de la sociedad secreta que allí funcionaba. Tuve que cruzar luego los manglares y navegar hasta Nahnningi, y por ende explorar las ya devastadas ruinas de la ciudad prohibida de Nan Matol, para ir arrancándoles a algunos nativos iniciados la confesión de que Nan Matol no es más que una señal en forma de desafiante ciudad que indica que frente a su muralla externa, allí donde moran los tiburones, se esconde bajo las aguas otra ciudad de construcción muchísimo más antigua.

Sendas expediciones australiana, norteamericana y japonesa confirman que allí, a nueve metros de profundidad, descubrieron los vértices superiores de diez columnas verticales de 20 metros de altura cada una. Nadie explica lo que ha encontrado agua abajo de estas diez columnas submarinas, de una cultura absolutamente distinta a la de los constructores de Nan Matol: éstos dispusieron la totalidad de los bloques de basalto en forma horizontal, mientras que las mencionadas columnas submarinas se hallan todas en posición vertical.

Pero eso es solamente el principio de lo que allí se esconde. Quedan para el recuerdo más reciente los sarcófagos de platino extraídos de allí entre las dos guerras mundiales por los buzos japoneses. Y para el más remoto, las luces vistas en este punto del mar por los instructores y constructores Olosipe y Olosaupa, que supieron así en dónde debían erigirle un santuario a la anguila sagrada.

El motivo de este artículo ahora, al cabo de siete años de haber visitado la isla, no es otro que el de remozar la memoria y dejar constancia de este misterio para las generaciones futuras, para las que Pohnpei no será más que una diminuta isla en el Pacífico, invadida por el moderno turismo motorizado japonés. Les debía este homenaje a los Sau Rakim de Pohn Pei, que supieron desaparecer sin haber narrado más que una parte de su saber, testimoniando así su pertenencia a la universal comunidad de iniciados.

El buen amigo, periodista, viajero, buscador y aventurero catalán Jorge Juan Sánchez García, que visitó Pohnpei en el mes de octubre de 1990, me comunica que desde mi estancia en la isla murió el celador de Salapwuk, Pernis Washndon, y se suicidó el joven y solitario Nahzy Susumu, que registraba el paso de cualquier extranjero a Nan Matol. La sociedad secreta de los tsamoro no traiciona sus principios.

Andreas FABER-KAISER, 1991.

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