Reiki en el hospital, con resultados sorprendentes
POR MARISA CORTÉZ / ESPECIAL
Esta técnica japonesa de armonización natural ya se está aplicando como terapia para el dolor en el Hospital Tornú. Es gratis, ayuda a un menor consumo de analgésicos y disminuye la ansiedad. La generosidad en nuestras manos.
Todos los jueves, poco antes de las nueve de la mañana, Adriana y un grupo de maestros practicantes de reiki se reúnen en el Centro de Dolor del Hospital de Agudos Dr. E. Tornú de Buenos Aires.
Allí, desde febrero, se ha instalado una sala donde pacientes, familiares, personal del hospital y otras personas que lo necesiten pueden acceder gratuitamente a sesiones de esta disciplina de origen japonés que sólo necesita de las manos para aliviar, no tiene efectos adversos y, según profesionales del hospital, arroja resultados sorprendentes.
“Se acercó Adriana Ginatto, maestra de Reiki, del grupo autoconvocado Reiki al Servicio, presentando una propuesta para brindar sesiones y capacitación gratuitas, para pacientes, acompañantes y personal del hospital”, comenta la Dra. Teresa Franco, médica anestesióloga y experta en Dolor y Cuidados Paliativos, coordinadora del Centro de Dolor del Hospital Tornú, dependiente del servicio de anestesia de la institución.
“Este centro de dolor es multidisciplinario, es decir, tratamos de enfocar el tratamiento del dolor en forma integral, desde lo físico, emocional, mental y espiritual; sabemos que existen varias herramientas para lograr que el paciente que sufre pueda encontrar respuesta. Y los resultados que verificamos nos alientan a utilizar Reiki, sin dudas”, agrega.
El Reiki es un sistema de armonización natural que proviene de Japón: quien descubrió y desarrolló este método fue Mikao Usui, en 1922. Su enseñanza y práctica estan muy difundidas en el país y en el mundo.
La persona que recibe capacitación y va perfeccionándose hasta alcanzar el nivel de maestro aprende a canalizar la energía que toma no de sí misma, sino de lo que se llama energía del vacío, primordial o universal; y mediante sus manos, sin siquiera tocar a su receptor, puede aplicarla.
Habitualmente, se realizan sesiones en las que el reikista va desplazándose por diversas zonas del cuerpo de su receptor y, al detectar desequilibrios, modula el flujo de energía, hasta lograr un equilibrio.
Al inicio, las personas capacitadas en Reiki trabajaban con los pacientes y los miembros del personal que así lo deseaban, tanto dándoles sesiones como entrenándolos para que pudieran autotratarse. Pero con el correr de los meses, la noticia viajó de boca en boca y ahora también se acercan familiares, personal de otras áreas del hospital y de otras instituciones.
Menos analgésicos y más esperanza
La Dra. Franco es quien está haciendo la evaluación y el relevamiento de los casos, llevando fichas de cada paciente.
“Lo que verificamos es menos queja dolorosa, aumento de la esperanza con respecto a la cronicidad de sus enfermedades, satisfacción en cuanto a la calidad de atención y con la creación de un área de Reiki dentro del hospital -enumera la especialista-. También se observó la disminución del consumo de analgésicos; en esto creo que es clave que se enseñe a los pacientes a realizarse Reiki antes y/o durante la aparición del dolor. Por otra parte, vemos que los pacientes crónicos han dejado de asistir al centro en forma compulsiva, y pensamos que autotratarse con Reiki les permite resolver ellos mismos las sensaciones emocionales que acompañan al dolor crónico.”
Lo emocional es una de las bases en las que parece asentarse la mejoría, pero no es lo único. Apunta la Dra. Franco: “Notamos que los pacientes tienen mayor autonomía con respecto al manejo de su dolor y energía. Lo más notable es la disminución del dolor y de la ansiedad en todos los casos, y la aparición de una sensación de bienestar y equilibrio emocional, físico, mental y espiritual. En algunas ocasiones, nos animamos a decir que se produce una reversión de ciertas patologías a través del efecto acumulativo logrado en las sesiones.”
“Se acercó Adriana Ginatto, maestra de Reiki, del grupo autoconvocado Reiki al Servicio, presentando una propuesta para brindar sesiones y capacitación gratuitas, para pacientes, acompañantes y personal del hospital”, comenta la Dra. Teresa Franco, médica anestesióloga y experta en Dolor y Cuidados Paliativos, coordinadora del Centro de Dolor del Hospital Tornú, dependiente del servicio de anestesia de la institución.
El Reiki es un sistema de armonización natural que proviene de Japón: quien descubrió y desarrolló este método fue Mikao Usui, en 1922. Su enseñanza y práctica estan muy difundidas en el país y en el mundo.
La Dra. Franco es quien está haciendo la evaluación y el relevamiento de los casos, llevando fichas de cada paciente.
Lo emocional es una de las bases en las que parece asentarse la mejoría, pero no es lo único. Apunta la Dra. Franco: “Notamos que los pacientes tienen mayor autonomía con respecto al manejo de su dolor y energía. Lo más notable es la disminución del dolor y de la ansiedad en todos los casos, y la aparición de una sensación de bienestar y equilibrio emocional, físico, mental y espiritual. En algunas ocasiones, nos animamos a decir que se produce una reversión de ciertas patologías a través del efecto acumulativo logrado en las sesiones.”
Reikistas atendiendo a un paciente en el Hospital Tornú. clarin.com/buena vida |
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