lunes, 23 de enero de 2012


Transcribo a continuacion el primer relato perteneciente a mi libro "El Jardìn de los Recuerdos"(de mis vidas anteriores), basado en una autoregresion.


El dulce de Domitila        

Ni bien abrí  los ojos a esa vida lo primero que debo haber visto fue la carita redonda y divertida de Domitila, una jovencita de apenas  14 años hija del ama de llaves -Regina-a quien mi madre adoraba, y fue ademas por ella que logró sobrevivir mas años por sus cuidados, sus mimos y la fortaleza que le transmitia para enfrentar la vida.
Me veo a mi misma como una pequeñita en brazos de una Regina grandota, pelizrroja, con una sonrisa amplia que me tenia entre sus brazos mientras me alimentaba con una mamadera preparada sobre todo con mucho cariño, ella –según contaba mi madre- habia llegado a casa de mis abuelos (padres de mi madre) cuando era aun muy joven –casi adolescente-  y sin saber nada de ella , mi abuela le dio cobijo, y paso a ser parte integrante de la familia.
Pasados los años Regina  formo su propia familia, de ese matrimonio nació Domitila, y yo al crecer cada vez me reía mas de su nombre ,eso la hacia enojar mucho, y como la diferencia de edades no era tanta, terminábamos peleando.
Cuando llego a esta parte del relato, siento un estremecimiento muy grande y comienzan a pasar rápidamente por mi mente,  distintos rostros, imágenes muy coloridas, y hasta puedo escuchar la música que sonaba fuertemente en mis oídos, (actuales) , respiro profundamente para no perder el contacto que recibía mi mente con una realidad asombrosa, tuve que hacer un gran esfuerzo por no abrir los ojos, y de pronto puedo verme ya, como una  joven mujer, es alli, cuando aparece “en escena” la figura de quien era mi padre, un hombre bastante mayor que mi madre, -quien ya había muerto, tuve la sensación –al principio- de no haberlo querido mucho, pero con el correr de las imágenes y sentimientos que mi plexo solar recibía, me fui dando cuenta de cuanto había amado a ese hombre, desconsolado por la ausencia de una esposa que todo había sido para el.
Las visualizaciones pasan muy rápido y puedo verme caminando con un hombre alto, vestido con vestimentas muy claras, llevaba sombrero y bastón y yo iba tomada de su brazo, ahí pude  darme cuenta de lo menuda que era, pues veía mi cuerpo pequeño y delgado casi imperceptible al lado de quien –sin ninguna duda- fue, en aquellos tiempos mi gran amor.
A esta altura de mi autoregresión, intento verle el rostro, pero no se me muestra, lo que si puedo sentir –completamente- es el amor que nos teníamos, lo sentí tanto, que comencé a llorar desconsoladamente, pero no quería y no podía abrir mis ojos, para poder llegar hasta el final de la visualización.
La misma me lleva a una etapa mas adelantada de aquella vida  - en plenitud – siendo, esposa y madre, en una epoca difícil, sobre todo para las mujeres, sentia que no teniamos el respeto ni el reconocimiento de una sociedad absolutamente machista, y cuando digo esto me retrotaigo a aquellas pinturas que llenaban mi vida, de mas vida, aquellas maderas que tallaba con tanto entusiasmo y paciencia,  pero que nunca fueron reconocidas (aunque tampoco fuera esa mi intencion) , pero tal vez por ego o por representación de la imagen femenina, hubiese sido mi deseo que llegaran a ser reconocidas, probablemente por desidia , mas que por transgresion, me conforme y todo aquello , con el correr de los años, quedo archivado en algun lugar del altillo de la casona donde viviamos.

Cuando recibo estas imágenes, siento un gran calor en las manos y una sensación de emocion y olvido, al mismo tiempo muy difícil de explicar, quiero decir que si bien me encuentro muy conmovida,  debo hacer un gran esfuerzo por retener lo representado en mi mente espiritual que enviaba a mi cerebro imagenes y situaciones rapidas y concretas pero que pasaban tan rapidamente que a cada instante tenia la sensación de perder gran parte de la información recibida.
Concretamente recuerdo a un perro grande, de pelo largo y color marron, con una “pecherita” blanca debajo de su cuello, que corria cuando me veia llegar y literalmente apoyaba sus patas en mi pecho a forma de abrazo, y que fácilmente superaba mi propia altura. Todo esto acompañado de un gran amor por la familia, pero ademas y por momentos, una oleada de angustia pasaba por mi mente y se instalaba en mi corazon.
Siento y recibo que deje lo mejor de mi, recuerdo a Domitila , (quien habia pasado a ser nuestra ama de llaves a la muerte de su madre) y ya no me reia de su nombre ni habia peleas entre nosotras, ella estuvo a mi lado cuando mi esposo partio a la vida espiritual, cuando mis hijos se fueron de casa y todo el entorno grande y vacio avasallaron mi alma plagada de recuerdos que me llevaban a un estado de angustia muy grande, sin embargo ella estaba ahí, con sus años a cuestas, habia dejado de ser el ama para ser mi hermana mayor, me complacia y al mismo tiempo me entristecia ver sus manos de trabajo, es un recuerdo que aun hoy quedo muy guardado en mi inconsciente profundo tanto, que actualmente me sigo conmoviendo cuando veo una persona con las manos gastadas por el trabajo,  para mi las manos tienen un significado muy especial porque a traves de ella la vida va dejando marcas muy profundas.
Visualizo ahora una gran habitación, -semi oscura- donde solo penetra un fino rayo de sol a traves de las cortinas blancas, que una pequeña brisa movia por momentos, siento mi cuerpo cansado, muy cansado, me cuesta respirar, veo entrar a Domitila con una bandeja impecablemente servida, siento que me toca la frente y se sienta a mi lado, todo lo siento, no lo veo, simplemente lo siento, como tambien escucho las voces de mis hijos subiendo las escaleras y entrando a la habitación en forma silenciosa, respetando mi reposo, con el correr de los minutos comienzo a sentir distintas presencias dentro de la habitación que conversaban entre ellas en voz muy baja y la mano tibia de Domitila sobre mi frente, de pronto casi mágicamente me encuentro en la cocina embelesada por el sol que entraba por la ventana, iluminando la mesa redonda,blanca y almidonada, saboreando el aroma a dulce de naranjas que Domitila habia recien elaborado, entrecerre mis ojos, para sentir la ensoñacion de la presencia de mi madre , quien ya era toda luz y energia – dejandome llevar por la dulce melodía del piano que alguien hacia sonar a la distancia corri entonces hacia el jardin y en medio de las violetas, rosas , jazmines y geranios, me sente en el pasto con los brazos extendidos hacia arriba,abriendo mi corazon y mi alma a la naturaleza misma que me conectaba con lo mejor de mi , y ese AMOR que tanto sembre, me transmitia  la real y definitiva sensación de estar emprendiendo el viaje a la VIDA ETERNA, MARAVILLOSA, INTERMINABLE E INSUSTITUIBLE, donde mi espiritu, entregado sublimemente a la LUZ,  se mecia y flotaba, alcanzando y presintiendo de a poco, el FOCO  ETERNO Y LA RADIANTEZ DE UNA FELICIDAD, desconocida por mi hasta ahora, abandonando en aquel jardin, mi pequeño cuerpo debilitado ya, por el paso de los años, mientras tanto en aquella habitación Domitila cubria mi rostro con las sabanas almidonadas y humedas de sus lagrimas, reconociendo en esos instantes que mi cuerpo yacente en la cama, se habia desprendido del espiritu que volo  en sus ultimos instantes al lugar y a las sensaciones que su mente transmitia llevada por el solo deseo de tener una muerte en Paz y con Alegria.

Abro mis ojos de golpe, me incorporo, siento correr mis propias lagrimas,  me quedo un tiempo –sin medida- sentada y pensativa en mi departamento de Buenos Aires,  y pense “como hago para dejar todo esto en el pasado de mi espiritu”? mi querido Guia Espiritual ,Francisco acompañado de mi otra Guia  Rosalyn (quien fuera en otra vida anterior , una gran amiga) con todo su Amor me hicieron comprender que lo recibido forma parte tambien de mi vida presente, precisamente porque la vida, en realidad es una sola, llena de distintas identidades, experiencias, amores y familia, pero que nunca, nunca dejaran de pertenecerme...

Alena

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