LA INTELIGENCIA EMOCIONAL


Hace algunos años se empezó a entender que la capacidad de reconocer y manejar las emociones (propias y ajenas) es clave para optimizar nuestro desempeño tanto en la vida personal como profesional. Es, en definitiva, un nuevo camino para alcanzar el éxito en todo sentido.

Cuando ya todos daban por supuesto que la inteligencia tenía que ver exclusivamente con una cuestión lógica y mental, surgieron corrientes teóricas que apuntaron a incluir su costado emocional. Algo completamente impensado hasta el momento. Surgió así, hace algunos años, lo que se llamó la Inteligencia Emocional (IE). 
Dos psicólogos de la Universidad de Yale, Peter Salovey y John Mayer, desarrollaron esta línea que Daniel Goleman más tarde divulgó. En su libro“Inteligencia emocional” (1995), explica la significativa intervención  de las emociones en el desempeño intelectual de una persona y en el camino al éxito personal y laboral. 
En este sentido, la capacidad de sentir, entender, manejar y modificar los estados de ánimo, tanto en uno mismo como en los demás, es una parte esencial del desarrollo de un individuo y de sus aptitudes para interactuar con el mundo. 
Depende con el cristal con que se mire. Así como el coeficiente intelectual (IQ) mide las habilidades lógicas y analíticas de una persona, la inteligencia emocional (IE) tiene parámetros distintos. Contempla y mesura otras capacidades: la practicidad, la facilidad para el intercambio social y la estabilidad emocional. 

La IE tiene dos áreas:
El área interpersonal incluye: 
-La autoconsciencia (qué nos pasa y qué sentimos).
-El control emocional (la posibilidad de regular el estado de ánimo y la manifestación del mismo).
-La capacidad de motivación.

El área interpersonal incluye:
-La empatía (poder comprender qué les sucede a los otros o qué piensan).
-Las habilidades sociales (potencial de liderazgo, capacidad de negociación, persuación y adaptación a un grupo).
En definitiva, en palabras de Goleman, la inteligencia emocional “es la capacidad para reconocer sentimientos en sí mismo y en otros, siendo hábil para manejarlos al trabajar con otros”. 

Los principios de la inteligencia emocional
1-Percepción. Incorporación a través de los sentidos. 
2-Retención. Capacidad de almacenar información y de acceder a ella.
3-Análisis.  Reconocimiento de pautas y procesamiento de información. 
4-Emisión. Formas de comunicación.
5-Control.  Función mental y física.

La educación afectiva
Las competencias emocionales se transmiten de generación en generación y se enseñan a constituirse como hábitos. Por eso, es muy importante tenerlo en cuenta al transmitírselo a nuestros hijos. Para que los chicos crezcan desarrollando su inteligencia emocional, el primer paso hay que darlo en casa. ¿Cómo?

*Propiciá el diálogo abierto. Para que los chicos puedan expresar siempre lo que sienten y aprendan a reconocer lo que les ocurre a los demás integrantes de la familia. 

*Aplicá una rutina organizada. Adquirir disciplina y contar con una estructura medianamente ordenada de lo cotidiano es esencial para que nuestros hijos adquieran herramientas para prever, planificar y regular energía. 

*Transmití una actitud positiva. Enseñales a superar las frustraciones con optimismo: ésta es una de las lecciones primordiales. Alentalo a que siga adelante, aún después de haber cometido un error y mostrale las múltiples soluciones que puede tener un mismo problema. 

*Promové la motivación en cada iniciativa. Estimulá a los chicos a concretar sus ideas con entusiasmo. Es la mejor forma de compartir con ellos la alegría como un hábito saludable.

No es fácil. Fueron muchos años de creer que la inteligencia se limitaba a la capacidad intelectual y de correr las emociones a un costado. Hacerlas a un lado y bloquearnos, mostrarnos rígidas e indestructibles. El desafío es redescubrirlas, reconocerlas, trabajarlas e incluírlas en nuestra vida y en la relación con los demás. Animate.

Fuente: Vida sana. Clarín + B y D contenidos.

publicó:www.entremujeres.com