miércoles, 25 de abril de 2012

OSHO 


 DE MAESTROS Y DISCIPULOS

 Dice el viejo refrán: «Cuando el discípulo está preparado el Maestro aparece». 


El discípulo no puede encontrar al Maestro, sólo el Maestro puede encontrar al discípulo. Sólo el que se conoce a sí mismo puede conocer a los demás, entonces es fácil. 
 Cuando estás preparado, todo el Universo empieza a apoyarte. No hay necesidad de pedir ayuda, no hay necesidad de ir a ninguna parte, el apoyo se está dando siempre; las necesidades siempre son satisfechas. Pero uno tiene que estar preparado, uno tiene que estar en el lado mental en el que las fuerzas del Universo puedan favorecerle.
 Así que no se trata de una búsqueda positiva, porque no puedes pedir ayuda astral; el logro dependerá de tu receptividad, de tu preparación. Las fuerzas elevadas están presentes en todas partes, en todo momento. Ahora mismo, estás rodeado de ambas energías, las elevadas y las inferiores, pero sólo eres receptivo a las inferiores. 
Puedes estar: o abierto a las fuerzas elevadas, o bien, abierto a las fuerzas inferiores, pero no puedes estar abierto a ambas. El propio mecanismo funciona de tal manera, que si estás abierto a las inferiores, estarás cerrado a las elevadas y si estás abierto a las elevadas automáticamente estarás cerrado a las inferiores, porque sólo tenemos una apertura, así que tú decides en qué dirección moverte. 
 Lo primero que hay que comprender es cómo cerrarse a las fuerzas inferiores y cómo abrirse a las fuerzas elevadas. Las fuerzas elevadas siempre están ahí pero no pueden funcionar a no ser que tú cooperes con ellas, a no ser que te entregues a ellas. 
Comienza el trabajo: cuando se abren las puertas, el sol puede entrar. Tus puertas están cerradas, el sol está ahí, está llamando a tu portal en este mismo momento y tú estás en la oscuridad. Seguirás en la oscuridad y no porque el sol no esté ahí sino porque tus puertas están cerradas.
 No has invitado al sol, no estás receptivo a él. Todavía no estás preparado para ser un anfitrión; la invitación no ha sido enviada. ¿Cómo puede uno cerrarse a las fuerzas inferiores y abrirse a las fuerzas elevadas? 
Ni siquiera somos conscientes de que estamos abiertos a las fuerzas inferiores y sin embargo estamos a la búsqueda de fuerzas elevadas que pueden trabajar en nosotros... Por ejemplo: Cuando alguien te ama, siempre albergas sospechas, siempre lo dudas. «¿Será amor real y verdadero?» ¿Realmente eres amado o no? ¿Está siendo auténtica la persona o finge?
 Cuando alguien está furioso tú nunca dudas si está realmente furioso o si sólo está fingiendo, si está realmente furioso o simplemente está actuando. No hay duda. Se da por garantizado que la ira es auténtica, pero el amor nunca se da por asegurado. Siempre crees en lo inferior, tu fe está profundamente arraigada en lo inferior. Recuerda, la apertura es la fe. Significa confianza. Tú estás abierto a lo que crees. 
La mente desconfiada está cerrada porque tiene miedo pero, a no ser que confíes, permanecerás cerrado. 
Lo primero que hay que considerar es lo siguiente: en qué crees más fácilmente, ¿en las cosas inferiores o en las cosas elevadas? Crees en las cosas inferiores sin razonar, sin dudar, sin pensarlo. Tú crees en lo inferior. Lo inferior es tu realidad. Cuando te abres a lo elevado, las cosas empiezan a ocurrir de una forma muy diferente, pero si sólo estás abierto a lo inferior entonces tendrás que buscar a lo elevado a tientas en la oscuridad. 
La apertura a lo inferior es habitual en nosotros. Cuando una fuerza inferior esté tirando de ti ¡date cuenta! Sé un testigo de lo que está pasando. No permitas que tu mente se abra a ella.
 Todas las cosas a las que tú estás abierto quedan profundamente marcadas en ti, y al final, acaban por funcionar. Así que estate constantemente alerta, momento a momento, si algo es inferior, aunque esté bien, aunque sea verdad, no te abras a ello. 
Esa costumbre de enfocarte a lo inferior no es buena porque se convierte en un impedimento para la apertura a lo elevado. 


 Publicado por Cosmoxenus, para El-Amarna

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