martes, 4 de septiembre de 2012


De noche los cementerios reviven





Las energías negativas utilizadas para hacer el mal a otros requieren de rituales para los cuales los cementerios ofrecen enormes posibilidades sobre todo, cuando la oscuridad empieza a cubrir las tumbas y la soledad sepulcral es alterada por quienes se aventuran para contar con elementos maléficos.

Soy una convencida que en los cementerios hay tanta actividad de dia como de noche porque es tras el crepúsculo cuando los interesados en las prácticas rituales para convocar a energías negativas se dirigen a buscar tierra y restos óseos que ofrecen las necròpolis.

En la tierra de los cementerios se aposentan las energías negativas producto que las fuerzas positivas, las que se elevan con la muerte física, son las que ascienden mientras que se quedan aquellas que no aceptan la nueva condición.

Es por eso que hay gente que busca en las necrópolis los elementos con los cuales hacer el mal y en esa misma situación se encuentran los huesos, los mismos a los que puede acceder por ejemplo un estudiante de medicina.

En otro orden, existe en esta cuestión la presencia de “mano de obra desocupada”, singular apreciación para apuntar a los espíritus que pueden ser captados por las fuerzas del mal que se aprovechan,  de la erraticidad y turbación de ese espíritu en los momentos inmediatos a su muerte.
Allí puede ocurrir que los bajos astrales tomen como esclavo a ese espíritu que puede estar en esa situación un tiempo hasta que reacciona y por sí solo se eleva hacia la Luz.

Resumen de nota efectuada a Alena Persaldi, por el periodista Sebastian Aranguren, de Diario Popular 

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