domingo, 6 de julio de 2014

Crecer en la calle El drama de cuatro chicos, filmado durante doce años

No dejen de leer este articulo,nos va a ayudar a todos a traves de la comprension y la solidaridad..Alena

Historias reales en un documental realizado entre 1999 y 2011 Vivieron ese tiempo en vagones y veredas. Dos lograron salir adelante, uno está preso y otro nunca más fue visto.







Primera toma. Algunos de los protagonistas de la historia en un juego de calle, un día cualquiera de 1999.Primera toma, alguno de los protagonistas de la historia en un juego de calle, un dia cualquiera de 1999.


Mariana Iglesias

 Son equilibristas en las vías del tren. Lanzadores de piedritas. Trepadores de caños y rejas. Caminantes de techos y paredes. Aventureros de la intemperie. Son Andrés, de 12 años, Rubén, de 13, Gachi, de 14, e Ismael, de 17. Su mundo es la calle y su refugio, la Estación de Once. Terminan los ‘90, la década de la exclusión. Todavía se ríen. Son chicos que juegan, comparten una leche Cindor y todo lo que encuentran por ahí. Doce años después, las cosas serán diferentes, o no tanto. Ellos crecieron. En poco más de una hora, sus vertiginosas vidas provocan una profunda desazón en “Años de Calle”. El documental ganó montones de premios. Ahora sus creadores quieren llegar al cine y editar discos para distribuirlos por todos lados. Buscan financiamiento colectivo.
Estos son los primeros registros de una película que no sabía que existía. Doce años después, mirando el material, me descubro en este reflejo, y a mi lado, Laureano. Juntos trabajamos en un hogar para chicos de la calle. Yo les enseñaba fotografía y fueron esas imágenes las que me llevaron a buscar qué encontraba yo con mi propia cámara . La voz en off es de Alejandra Grinschpun, fotógrafa y directora del film. Laureano Gutiérrez era su compañero en el Caina (Centro de Atención Integral a la Niñez y Adolescencia), donde fue docente y director.

1999. Andrés muestra sus cosas: una bolsita, su colchón y un peluche de colores al que le da un beso. Es de Boca, y vive en el segundo piso de la estación. Rubén dice que lleva mucho tiempo sin estar en su casa, que tiene cinco hermanas, que la espía a su mamá cuando va a atenderse al hospital de General Rodríguez porque tiene cáncer en los pulmones. Ismael duerme en un vagón, y aprovecha la tele y la heladera de un galpón. En una retahila dice los nombres de todos sus amigos presos. Lo que más le gusta es sacar fotos. Gachi se esconde tras un gorrito y su ropa de varón. Son muchas las cosas que le dan miedo, pero le gusta bailar, y la música. “Sin música todo es aburrido para mí”. Tiene novio.
Aquel verano se terminó, y las clases de foto también. ¿Cómo serán sus futuros?
 se pregunta Alejandra.

Cinco años después, los buscan, los encuentran. Siguen las tomas.
2004. Gachi está en el hospital. La remera levantada, la panza gorda y una ecografía que le muestra un corazón que late. Es nena y le va a poner Kiara Belén. Es su cuarto bebé. A dos se los sacó un juez. Dice que a este no se lo van a sacar. “No quiero que estén en un hogar. Yo me crié en uno y es cero eso”.
Rubén está preso. La familia no lo visita porque no tiene para el boleto. Alejandra y Laureano ofrecen llevarlos. No entran todos. Van la mamá y tres hermanitas. Los abrazos en el penal son infinitos. El tiene frío, hambre, se quiere ir. “Papá dice que tenés que cambiar. ¿Ya cambiaste Rubén?”, pregunta una hermanita. “Portate bien, no quiero que sufras”, dice la mamá.
Andrés estuvo preso cuatro años y va a salir. No se anima a volver solo. Alejandra y Laureano lo acompañan en el 60. Lleva alfajores para toda la familia. Se alegran de verlo, pero la casa es muy chica. Esa noche Andrés vuelve a la estación.


2010. Ismael estudió, trabajó, hizo teatro. Formó una familia. Ayuda a otros chicos en un comedor comunitario. Les enseña fotografía. Quiere filmar un documental. Andrés estuvo 99 días en la calle, y está preso una vez más. Lo visitan y le preguntan ¿Por qué? “La situación en mi casa... me ví obligado a delinquir otra vez. Si llovía se inundaba. Mi hermanita estaba muy abandonada”. Su familia no pudo visitarlo, jamás. Gachi cose trajes de murgueros para sus dos hijos. A los otros tres no los volvió a ver. Habla, pero no deja de jugar con un globo. Rubén no está. Su mamá ya no sabe dónde buscarlo, llamó a todos lados. Lo último que le dijeron es que en 2007 estuvo detenido en la Comisaría 12. “Soñé con él, lo veía en el tren, le levantaba la remera para ver si tenía la quemadura, sino no sé si es él”.
“Tratamos de reflejar que nadie es producto de un hecho aislado sino que todos somos resultado de algo -dice Laureano-. Pensamos la película como una herramienta, como punto de partida para discutir cosas”. “No intentamos poner a los chicos en lugar de santos. Mostramos lo real, lo auténtico, sin juzgar. Ojalá genere mayor comprensión, y mueva a ponerse en el lugar del otro”, apunta Alejandra.
Ahora necesitan apoyo.
 El link donde está colgado el proyecto es: http://idea.me/proyectos/7882.

publico:diarioclarin/sociedad






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