
- Si quieres continuar vivo, mañana tendrás que pisar la imagen de Cristo en frente de todo el mundo –dijeron los guerreros.
El misionero se fue a dormir sin albergar dudas en su corazón: nunca cometería semejante sacrilegio y estaba preparado para el martirio.
Despertó en mitad de la noche y al levantarse de la cama, tropezó con un hombre que estaba durmiendo en el suelo. A punto estuvo de de caer de espaldas de la sorpresa. ¡Era Jesucristo en Persona!
- Ahora que ya me has pisado en carne y hueso, ve ahí fuera y pisa mi imagen –dijo Jesús-. Porque luchar por una idea es mucho más importante que la vanidad de un sacrificio.
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