La Inquisición Española fue fundada en 1478 por los reyes católicos, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla. Esta macabra institución duró hasta el siglo XIX, y estuvo bajo control directo de la monarquía, ya que los reyes la concibieron para ser un instrumento del Estado que, a través de la cohesión y unidad religiosa, fomentara la unidad socio cultural y la existencia de una población que, al regirse por rígidos principios morales, fuera mucho más dócil y controlable. Sin embargo, bajo la Inquisición Española miles de personas fueron torturadas bajo inescrupulosos métodos en que prácticamente se les forzaba a admitir la herejía, fuesen o no culpables; e inclusive, algunos de esos torturados terminaron en la hoguera, quemados públicamente en los llamados “autos de fe"
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