domingo, 20 de junio de 2010

Pacagua


La energía y el poder sanador del caballo son tan fuertes e intensas que resultan muchas veces incomprensibles para la mente humana.
Cualquier persona que haya tenido un contacto directo con alguno de estos seres maravillosos, ya sea montando, o simplemente acariciándolo, puede dar fe de que tienen un don especial: transformar la vida de la gente, claro, siempre y cuando la gente acepte que debería transformar ciertas partes de su existencia.
" Mi relación con el caballo empezó en sueños, de muy chiquita, solía soñar que pescando a orillas del mar, sacaba caballos desde las profundidades del océano. Después de eso, me fui acercando a escuelas de equitación, donde comencé a entablar hermosas relaciones con caballos reales.
Ya de grande, comencé a saltar, a competir en pruebas de salto y allí conocí a mi gran maestro "Carlín", obviamente maestro de cuatro patas.
Carlín no sólo me enseño a saltar, si no que además me cambió la vida.
Este genial compañero, de un día a otro, empezó a manifestar diferentes dolores y enfermedades de lo más extrañas y ningún veterinario pudo dar con el diagnóstico preciso.
Empecé a buscar terapias alternativas para humanos y las estudié para aplicarlas en caballos.
Sin darme cuenta, me estaba metiendo en lo que realmente era mi destino, empecé a estudiar comportamiento equino, comunicación animal, doma sin violencia, sanaciones naturales y chamanismo. Me olvidé de lo que era el salto y la competencia. Y eso no es nada, me mudé, a lo que ahora es Pacagua, nuestro paraíso, donde convivimos con casi 40 caballos. ¿Carlín?, por supuesto, está bárbaro, se autojubiló de la competencia y trabaja activamente en nuestros talleres. Un gran maestro que apareció en el momento justo para guiarme en mi camino.
Cuando comenzamos Pacagua, nuestra idea era criar caballos, demostrando que con un buen trato y respeto hacia su naturaleza desde chicos podíamos lograr caballos más felices y nobles, compañeros de ruta inigualables para cualquier persona que quiera montar.
El tiempo nos llevó a cambiar de rumbo, al observar las relaciones caballo/humanos, al ver todo lo que una persona podía lograr y aprender sobre sí mismo con un contacto que no necesariamente tiene que ser montado.
Aprendimos que en el exterior se estaban desarrollando las técnicas de aprendizaje a través de caballos, que en el entorno adecuado y con los caballos apropiados podían lograr maravillas en las personas, tanto en forma individual como grupal."

Gabriela Abram , directora de Pacagua

Pacagua - Primer Centro Argentino de Formación a Través de CaballosVilla Elisa - Partido de La Plata - Provincia de Buenos Aires - Argentina

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