El cuerpo astral
La sensación de salir de nuestro propio cuerpo puede ser un poco incomoda al principio, en el momento de elevarnos se siente ese “despegue” parecido a un hormigueo constante en todo el cuerpo, ese hormigueo o vibraciones se intensifican hasta el momento en que nos encontramos completamente fuera de nuestro cuerpo, luego ceden. A parte de estas vibraciones sentiremos sensaciones nuevas que nos sorprenderán, como la típica sensación de sentir nuestros brazos, piernas y resto del cuerpo como si fuéramos de gas o vapor de agua. La mayoría de las veces que salgamos podremos vernos tendidos en nuestra cama, a veces veremos nuestro cuerpo como si estuviésemos levitando encima de el, en ocasiones apareceremos de pie al lado de nuestra cama. Esta experiencia suele ser bastante impactante la primera vez.
Una vez libres de nuestro cuerpo ya podemos decir que estamos en el plano astral, entonces deberemos aprender a movernos por el, la morfología de nuestro cuerpo astral puede parecer ser la misma que la de nuestro cuerpo físico, pero eso no quiere decir que funcione igual. Algo imprescindible para movernos por el astral es tener en cuenta que este plano no forma parte del mundo físico, por lo tanto leyes como la gravedad o la inercia no existen. Al quedar anuladas las leyes físicas conseguimos una gran ventaja a la hora de desplazaros, no es necesario recorrer paso a paso todo un trayecto para llegar al final, ni es necesario utilizar las puertas, se puede traspasar perfectamente la pared.
A lo largo de nuestro viaje estaremos unidos a nuestro cuerpo mediante un enlace llamado “cordón de plata”, este evita que nos perdamos por el mundo astral y de que siempre que queramos, con solo pensar en nuestro cuerpo físico volvamos instantáneamente.
También no devuelve al cuerpo en el momento de despertar, o si alguna emoción demasiado fuerte nos incomoda el viaje. Este cordón solo se desprende en el momento de la muerte del cuerpo físico, nunca antes.
El cuerpo astral no necesita respirar, ni comer, ni beber, ni siente cansancio. Este cuerpo nos da la oportunidad de viajar a cualquier lugar a la velocidad del pensamiento. El alma es inmortal, por lo tanto no tenemos motivo de tener miedo de este místico mundo.
La sensación de salir de nuestro propio cuerpo puede ser un poco incomoda al principio, en el momento de elevarnos se siente ese “despegue” parecido a un hormigueo constante en todo el cuerpo, ese hormigueo o vibraciones se intensifican hasta el momento en que nos encontramos completamente fuera de nuestro cuerpo, luego ceden. A parte de estas vibraciones sentiremos sensaciones nuevas que nos sorprenderán, como la típica sensación de sentir nuestros brazos, piernas y resto del cuerpo como si fuéramos de gas o vapor de agua. La mayoría de las veces que salgamos podremos vernos tendidos en nuestra cama, a veces veremos nuestro cuerpo como si estuviésemos levitando encima de el, en ocasiones apareceremos de pie al lado de nuestra cama. Esta experiencia suele ser bastante impactante la primera vez.
Una vez libres de nuestro cuerpo ya podemos decir que estamos en el plano astral, entonces deberemos aprender a movernos por el, la morfología de nuestro cuerpo astral puede parecer ser la misma que la de nuestro cuerpo físico, pero eso no quiere decir que funcione igual. Algo imprescindible para movernos por el astral es tener en cuenta que este plano no forma parte del mundo físico, por lo tanto leyes como la gravedad o la inercia no existen. Al quedar anuladas las leyes físicas conseguimos una gran ventaja a la hora de desplazaros, no es necesario recorrer paso a paso todo un trayecto para llegar al final, ni es necesario utilizar las puertas, se puede traspasar perfectamente la pared.
A lo largo de nuestro viaje estaremos unidos a nuestro cuerpo mediante un enlace llamado “cordón de plata”, este evita que nos perdamos por el mundo astral y de que siempre que queramos, con solo pensar en nuestro cuerpo físico volvamos instantáneamente.
También no devuelve al cuerpo en el momento de despertar, o si alguna emoción demasiado fuerte nos incomoda el viaje. Este cordón solo se desprende en el momento de la muerte del cuerpo físico, nunca antes.
El cuerpo astral no necesita respirar, ni comer, ni beber, ni siente cansancio. Este cuerpo nos da la oportunidad de viajar a cualquier lugar a la velocidad del pensamiento. El alma es inmortal, por lo tanto no tenemos motivo de tener miedo de este místico mundo.
cuerpoastralwebs.com
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