lunes, 2 de agosto de 2010

En armonia con el Infinito


Un hilo de oro ensarta todas las religiones del mundo y entrelaza las vidas y doctrinas de cuantos profetas, videntes, filosofos, mesias y redentores en la historia fueron, y la de todos los hombres de perdurable autoridad. Todo lo que ellos hicieron o lograron estuvo sujeto a principios y leyes, y lo que no se hizo pueden hacerlo cuantos tengan las requeridas facultades para ello. "Este mismo hilo de oro debe enhebrar las vidas de cuantos en el atareado mundo de nuestros dias ansien trocar la impotencia por el poderio, la debilidad y el sufrimiento por la fortaleza y el gozo, la pena y el desasosiego por la paz completa, la miseria y penuria por copiosa abundancia de bienes."Cada cual es el arquitecto y artifice de su propia vida, pero al mismo tiempo que erigimos interiormente el mundo de la conciencia, atraemos al mundo exterior y el nos atrae."Los pensamientos son la fuerza edificante de que disponemos, porque fuerza ese pensamiento. Cada ser engendra y atrae a su semejante y a medida que el pensamiento se espiritualiza, llegan a ser mas sutiles y poderoros sus efectos.Esta espiritualizacion obedece a ciertes leyes y esta bajo la potestad de todo hombre."Todas las cosas existen en el universo invisible antes de manifestarse en el visible, en lo ideal antes de aparecer en lo real. en lo espiritual antes demostrarse en lo material."El reino de lo invisible es el reino de las causas. El reino de lo visible esel reino de los efectos. La naturaleza del efecto esta siempre determinada y condicionada por la naturaleza de la causa. Un divino encadenamiento entrelaza el universo entero y por doquiera la voluntad humana esta vivificada por la voluntad divina, de suerte que si con ella armonizamos la nuestra y obramos de acuerdo con las leyes de las fuerzas superiores, seremos un eslabon del maravilloso encadenamiento del universo. Tal es el secreto de todo exito. Asi se llegan a adquirir desconocidas riquezas y no imaginadas facultades".
R.W.Trine
Nota publicada en prefacio del autor en su libro "En armonia con el Infinito"

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