Hacemos cursos, leemos libros de autoayuda, aprendemos a meditar… Queremos amarnos, crecer y evolucionar. Queremos desplegar todo nuestro potencial, ser amorosos, generosos, estar plenos de armonía, buenos sentimientos y paz…
Pero escondidos en algún rincón de nuestro yo, están nuestros “demonios”: la envidia, los celos, el deseo de controlar y manipular, la avaricia, el miedo, el egoísmo… Una verdadera caja de Pandora que, por todos los medios, queremos evitar, combatir u ocultar.
Pero todo lo que combates te debilita, todo lo que ocultas de ti mismo sigue estando allí de todos modos, y para conocerse y amarse a sí mismo, crecer y evolucionar de verdad, la honestidad es fundamental.
El rechazo, los juicios y las críticas no sirven. Sólo nos hacen sentir culpables y hacen que amarnos a nosotros mismos sea imposible.
Pero escondidos en algún rincón de nuestro yo, están nuestros “demonios”: la envidia, los celos, el deseo de controlar y manipular, la avaricia, el miedo, el egoísmo… Una verdadera caja de Pandora que, por todos los medios, queremos evitar, combatir u ocultar.
Pero todo lo que combates te debilita, todo lo que ocultas de ti mismo sigue estando allí de todos modos, y para conocerse y amarse a sí mismo, crecer y evolucionar de verdad, la honestidad es fundamental.
El rechazo, los juicios y las críticas no sirven. Sólo nos hacen sentir culpables y hacen que amarnos a nosotros mismos sea imposible.
Y si comprendemos que en realidad la oscuridad no existe, sino que hay apenas una ausencia de luz, entonces percibimos que amar nuestros lados oscuros y sombríos es fundamental.
Lo primero es la aceptación total e incondicional de todo lo que somos, incluidos esos aspectos que juzgamos o rechazamos, la mayoría de las veces a causa de los condicionamientos que hemos recibido de la sociedad.
Tenemos que amarnos y aceptarnos aún en medio de la furia, del dolor, la inseguridad, los celos o cualquier otro sentimiento o estado en el que nos encontremos, y dejando atrás cualquier idea preconcebida de cómo se supone que deberíamos ser.
La aceptación y el Amor tienen una cualidad “milagrosa”: transforman en Luz todo aquello que antes nos causaba horror.
Lo primero es la aceptación total e incondicional de todo lo que somos, incluidos esos aspectos que juzgamos o rechazamos, la mayoría de las veces a causa de los condicionamientos que hemos recibido de la sociedad.
Tenemos que amarnos y aceptarnos aún en medio de la furia, del dolor, la inseguridad, los celos o cualquier otro sentimiento o estado en el que nos encontremos, y dejando atrás cualquier idea preconcebida de cómo se supone que deberíamos ser.
La aceptación y el Amor tienen una cualidad “milagrosa”: transforman en Luz todo aquello que antes nos causaba horror.
Mirarse al espejo en medio de un ataque de ira, o cuando estamos llorando o temblando de pavor, y en voz alta decirnos: “Te amo también en este estado, te amo también ahora, te amo y te acepto siempre”, ayuda a realizar una verdadera transformación.
De inmediato algo profundo se relaja en nuestro interior. Y de repente podemos ver nuestra propia belleza aún con el rostro cubierto de lágrimas, o contraído de enojo y frustración. Podemos aceptar y amar nuestra humanidad, y nuestro lado animal, y entonces hemos comenzado nuestro camino en dirección a nuestra divinidad…
Sólo así, amando nuestros lados “oscuros”, es que éstos se convertirán en Luz. No hay atajos ni engaños posibles, pues tarde o temprano todo aquello que hemos intentado ocultar o reprimir saldrá a flote de todos modos, ya sea a través de una enfermedad, un ataque emocional incontrolable o una profunda depresión.
Sólo cuando amamos también nuestras sombras, podemos amarnos a nosotros mismos y amar a los demás con totalidad, profundidad y plenitud.
De inmediato algo profundo se relaja en nuestro interior. Y de repente podemos ver nuestra propia belleza aún con el rostro cubierto de lágrimas, o contraído de enojo y frustración. Podemos aceptar y amar nuestra humanidad, y nuestro lado animal, y entonces hemos comenzado nuestro camino en dirección a nuestra divinidad…
Sólo así, amando nuestros lados “oscuros”, es que éstos se convertirán en Luz. No hay atajos ni engaños posibles, pues tarde o temprano todo aquello que hemos intentado ocultar o reprimir saldrá a flote de todos modos, ya sea a través de una enfermedad, un ataque emocional incontrolable o una profunda depresión.
Sólo cuando amamos también nuestras sombras, podemos amarnos a nosotros mismos y amar a los demás con totalidad, profundidad y plenitud.
Enriqueta Olivari.
www.sanatualma.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario