La paz interna es una conditio sine qua non para que el alma evolucione. Sin ella no hay ascensión posible. Es cierto que con las tribulaciones también se puede evolucionar, pero sólo cuando la tribulación ha generado una paz previa. Porque la tribulación y el dolor recibidos sin paz lo único que generan es desesperación. Sin embargo, la paz no genera automáticamente la elevación del alma. La paz es sólo una condición. Hacen falta otros mecanismos y otros elementos para que se dé esta evolución. Cuando hablemos de la meditación veremos que sin paz la meditación se hace mucho más difícil, si no imposible. La paz genera un estado físico especial en el cerebro, y este estado físico a su vez ayuda a generar paz.
En la historia humana jamás ha reinado una paz total. Las guerras llenan la vida de las naciones y de la raza humana en general. No sabemos vivir en paz unos con otros y ni siquiera con nosotros mismos.
POR QUÉ NO TENEMOS PAZ
Y uno lógicamente se pregunta: ¿Cómo es esto posible? ¿Qué es lo que hace que el ser humano no pueda vivir en paz ni consigo mismo ni con los demás? La respuesta habrá que buscarla en la psicología humana y, todavía más profundamente, en los que desde las sombras manipulan la psique humana. Y aquí de nuevo tenemos que recurrir a lo que dijimos en el capítulo anterior. No en vano dijimos allí que aquel capítulo, por extraño que a algunos les pareciese, era la clave para explicar la historia humana y la vida misma. A muchas entidades les interesa que el hombre no tenga paz, porque un hombre en paz consigo mismo es mucho menos vulnerable a sus sugerencias y a sus intromisiones; y además su cerebro, estando en ese estado pacífico, no genera las ondas que a ellos más les interesan.
La evolución a la que nos hemos referido en varias ocasiones y que tanto tiene que ver con la paz del alma, es el fin o el propósito de la vida humana en este planeta.
Por Salvador Freixedo
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