Hay una alta probabilidad de que, al menos, la mayoría de los que
lleguen a leer este texto puedan estar inmersos conscientemente en una
realidad más o menos agitada por situaciones que nos hacen vivir dicha
realidad con mayor o menor alteración, inquietud o trastorno, lo cual
puede llegar a inducirnos a una sensación de caos en algunos momentos.
Del
mismo modo, puede ser también que aunque las circunstancias sean las
mismas que hace ya algún tiempo, desde el final del año 2011, se aprecie
una alteración interior mucho más acentuada por eventos o sucesos de
vida que se hayan podido volver más tensos en este tiempo final del
ciclo en el planeta, augurado, como ya es sabido por los lectores, por
la necesidad de revisión y reequilibrado de los aspectos emocionales
vinculados al mental de las expectativas, ambos resistentes y no
armonizados, que estén requiriendo cambio y purificación.
Lo
cierto es que en estos tiempos que corren, en los que la aceleración y
la intensidad de la energía han adquirido ya niveles considerables,
habrá períodos en los que las emociones más distorsionadas, aún
existentes en el cuerpo emocional o astral, pidan salir al estrato
consciente del ser humano, en algunos casos irrumpiendo con tanta fuerza
en la parte superior del estómago como si lo hicieran a presión. Esto
puede llegar a causar, tal vez, un poco más de desconcierto de lo
habitual, pero, para los que ya son conocedores de las pautas que siguen
estos cambios y transformaciones, así como de sus respectivas
expresiones, ninguna de estas eventualidades debe resultar una incógnita
y tampoco deben parecer extrañas.
Con el entendimiento que
ofrece la gran oportunidad que todo ser actualmente encarnado en la
Tierra tiene ante sí, que, por otro lado, constituye una posibilidad sin
antecedentes en la vida y en la existencia de este planeta, así como en
el resto del Universo, según los Mensajes Canalizados, por la
inexistencia de precedentes de este tipo de procesos de Ascensión
Planetaria en la 3D, contando con la aportación de sus habitantes y con
una regeneración completa del planeta sin partir de una destrucción,
devastación y aniquilación total de la vida en él, y, al mismo tiempo,
con la profunda compasión que esta verdad puede despertar en todo ser
humano por la naturaleza divina y sagrada que reside en cada proceso que
pueda desarrollarse en el seno de esta dimensión, aunque pueda ser
juzgado de fatalista, cruento, horrible o atroz, está proporcionando la
apertura de un portal inmenso que puede permitir permanecer abiertos a
la realidad externa y, a la vez, a esta nueva energía del Amor, que en
este tiempo está requiriendo ser interiorizada e irradiada por los seres
humanos que en la actualidad encarnan en la Tierra, y que, todo en su
conjunto, está facilitando el potencial de un salto cuántico y
multidimensional del ser, inimaginable, extraordinario, inusitado,
exorbitante e inabarcable para los índices actuales de compresión en la
Humanidad.
Cierto es que esta puerta multidimensional conduce
hacia la gloria y la gracia de Dios que se abre ante nosotros y ante
nuestro entorno, y ante todos y cada uno de los arduos, complejos y
embarazosos escenarios que puedan acaecer, y que, según el análisis o el
juicio de la mente de 3D, pueden llegar a recrudecer la experiencia
terrenal de forma muy dificultosa, pudiendo estos acarrear niveles
importantes de saturación y hasta desesperación en los que no se consiga
ni atinar con la cuestiones más simples y triviales, y en los que,
incluso, las fuerzas físicas de la persona pueden abrazar el agotamiento
y el desfallecimiento. Pues bien, el umbral de esta puerta puede llegar
a ser cruzado y traspasado por la acción de una actitud nivelada y
allanada desde la humildad más total, que se culmina con el despojo de
toda añadidura o brote de ego que otorga la rendición más completa
contraída por los reveses que los retos y desafíos devuelven en la
aceleración más avanzada de esta dualidad en el tiempo presente, con el
agradecimiento como moneda de cambio siempre disponible y con la firmeza
interior como emblema de fondo y tarjeta de presentación.
La
humildad es un estado del ser en el cual se decide voluntariamente no
reaccionar a los impulsos, empujes o emociones del ego, que atrajeron,
por la Ley de la Atracción Divina Universal, situaciones externas
acordes con estas formas de vida y conciencia para que, así, estos
impulsos y reacciones, por esta especie de método basado en el reflejo
exterior de lo interno, pudieran salir a nuestro estado consciente,
aunque no tuviéramos conocimiento de su existencia, pero no para que nos
dejásemos arrollar por su inercia y por la fuerza con la que aparecen,
sino, solamente, para que sean sentidos, percibidos y, así, con nuestro
permiso y atención, puedan recibir el amor y la aceptación que necesitan
para ser trascendidos, transmutados, equilibrados y sanados, que es lo
que simple y sencillamente estas partes emocionales del ser están
reclamando, más que nunca, en este tiempo de encarnación en la Tierra.
Este,
por otra parte, es un medio fundamental para poder salir de la conocida
Rueda del Karma y evitar que se puedan contraer nuevos vínculos
kármicos en el futuro, ya que si no se acometen ciertas acciones no se
activarán y dispondrán las reacciones relativas a estas. Es decir, en la
humildad, tal cual se está definiendo, se estaría desmontando el juego
de los opuestos, acción y reacción, y, por tanto, también se estaría
planteando una salida fuera del plano de la dualidad.
La visión
que nos proporciona la oportunidad de pasar con auténtica compasión y
humildad, como principales vestiduras en nuestras vidas, ante los
huracanes y los terremotos, el caos, que se están desplegando en la faz
de este mundo, nos acerca, paradójicamente, a la dicha y al
agradecimiento de vivir experiencias que, en un momento determinado,
pueden causarnos la sensación de que nos estuvieran desnudando por
completo, de que nos estuvieran despojando de todo dejándonos solos ante
nosotros mismos, puesto que estas circunstancias nos estarían
sobrepasando, superando nuestro alcance y nuestra acción más inmediata,
pero, con el convencimiento interior de que forman parte de nuestro
aprendizaje evolutivo, muy acelerado en este tiempo, y de que en
nosotros ha estado y está la clave del manejo de la conformación de todo
cuanto sucede en nuestra realidad física, estas olas gigantescas de
vida, que tanta impresión pueden llegar a causar, acabarán llevándonos a
un buen puerto.
Estas nuevas cotas de conciencia y perspectiva
nos enseñan a postrarnos en este tiempo con actitud de amorosa
reverencia ante lo sagrado de todo cuanto vivimos, pero como una muestra
inequívoca de la divinidad que atesoramos que nos reviste como
auténticos valedores para pasar como inconfundibles maestros encarnados
ante las brasas de todo aquello que se está extinguiendo como obsoleto y
caduco en esta dimensión que está en pleno y avanzado proceso de
ascensión.
Este amor reverencial que se puede procesar por todo
lo que hablamos, escuchamos, sentimos y vivimos, en la calma y en la paz
que permite la verdadera rendición del Espíritu ante los trajines,
trasiegos y avatares del mundo, abriendo el ángulo de percepción hacia
planos de existencia más evolucionados en la luz y en la energía del
Amor, nos puede llegar a brindar la ocasión de visionar una nueva forma
de ser ante cualquier tipo de escenarios, una nueva forma de ser en un
tiempo nuevo, una nueva forma de ser en una dimensión nueva.
Extracto de 21 PREGUNTAS
LIBRO DE LA AUTOMAESTRIA
AUTOR: RAFAEL MONTAÑO CARMONA
No hay comentarios:
Publicar un comentario