jueves, 22 de septiembre de 2011

La energia taquionica

La energía Taquiónica, también llamada energía cósmica sútil (ECOS)es "la energía de la fuerza vital, infinita, sin dimensiones, sin una dirección precisa que fluye a través de nosotros y a través de los espacios de las moléculas de nuestro cuerpo".

En cuanto se refiere a energía, es llamada de punto cero ya que no tiene una polaridad particular o frecuencia y por tanto puede ser aplicada a cualquier espectro multidimensional de energía. El punto cero, representa el estado potencial óptimo, equilibrio ideal u homeostasis.


El espacio no está vacío, está sumergido en un campo magnético muy concentrado, compuesto de partículas que se mueven más rápido que la luz y que constituyen una fuerza de energía libre colocada fuera del campo magnético, independientemente de la luz y del sol.


Cuando no fluye esta energía, el organismo no se regenera, surgen molestias, el cuerpo se deteriora y como consecuencia de esto, surgen bloqueos causados por varias causas como: contaminación, estrés, radiaciones electromagnéticas y mala alimentación.


Un poco de historia


La energía taquiónica se conocía ya desde hacía 7.000 años y a través del paso del tiempo científicos la han estudiado como una fuerza vital que fluye a través del universo, sólo que ha sido llamada de diferentes maneras.


En la India , ya desde el 5.000 a.C., esta energía universal, se denomina Prana, fue considerada el principio básico y la fuente de la vida. Antiguos textos indios, escritos hace 4.000 años, ya se dedicaban al uso terapéutico de la energía vital.
Desde el 3.000 a.C , en China se conoce la existencia del Chi, o energía vital. Para ellos, toda la materia del universo, animada o no, se constituye y se impregna de esta energía.
En un texto chino que data del 2700 a.C., titulado Clásico de la Medicina Interna, se encuentran algunos principios fundamentales de la medicina energética.


En Japón esta energía se denomina Ki, término que designa la energía dinámica y sutil, presente en todas las cosas.


En la literatura occidental, la existencia de la energía vital fue estudiada por primera vez alrededor del 500 a.C. por los pitagóricos, según los cuales, ésta podía producir efectos sobre el organismo en la cura de diversas enfermedades.


Los antiguos egipcios conocían muy bien esta energía cósmica, a la que llamabanSekhem. Hoy, la ciencia ha descubierto que las pirámides son grandes acumuladoras energéticas, cuya energía vital se concentra a los 2/3 de altura, precisamente en la que fue la habitación del Rey.


Los griegos la llamaban Physis o Pneuma. Hermes, llamaba a esta energía sutil-vital Telesma. Platón hablaba de Nous.
Los Sufìs la llamaron Barakah. Ellos también usaban su conocimiento para curar o para prevenir las enfermedades.


Hipócrates hablaba de energías circulantes en el cuerpo y sostenía que la enfermedad nace por los desequilibrios y las carencias de esta misma energía.


Paracelso, célebre médico del siglo XVI, la llamaba Acqueo o Iliaster y la consideraba como una entidad compuesta de fuerza y materia vital, una esencia radiante que podía curar las enfermedades. Sostenía que el cuerpo se mantiene en vida por una sustancia sutil que funciona como materia y también como energía. Acercándose a las enseñanzas de Paracelso, los dos grandes físicos italianos, Luigi Galvani (1738-1798) y Alejandro Volta(1745-1827), estudiaron por primera vez la relación entre la energía vital y la bioelectricidad. Galvani, en particular, habló de una“fuerza vital” que animaba a los seres humanos, y utilizando instrumentos para demostrarlo, halló esta presencia en las células vivientes.

Entre 1920 y 1930, físicos como Seretzon, Stanyukovicz y Tesla, hipotizaron su existencia y la posibilidad de convertirla en energía utilizable.
El estudioso francés Georges Lakhoysky, elaboró una teoría según la cual las células son minúsculos circuitos oscilantes, capaces, de sintonizarse entre ellos a través de flujos de energía electromagnética. La enfermedad, según este extraordinario investigador, nace de perturbaciones que transforman y deforman las vibraciones básicas de las células.


Lakhovsky, para demostrar sus teorías, construyó aparatos con los cuales, según sus declaraciones, curaría graves casos de cáncer.


Wilhem Reich, estudió esta energía primordial, presente en todo el universo, la energía desde la cual procede todo lo viviente y la llamó Orgon. Él demostró la presencia objetiva de la energía orgónica utilizando instrumentos construidos expresamente para este fin, como el orgonoscopio, mediante el cual podía revelar la presencia del Orgon en el aire, el microscopio óptico, oportunamente modificado, por medio del cual demostraba la energía orgónica en las células vivientes, o el medidor del campo orgono-energético, apto para medir el campo energético de los organismos vivientes. Reich, demostró que la energía orgónica, no sólo interactúa con el campo físico, sino que es también parte integrante de la energía-vida-biológica. Él entendió que esta energía aplicada según ciertas modalidades, podría curar las células enfermas en los seres vivientes; con este objetivo construyó un acumulador energético para concentrar la energía cósmica necesaria para cargar objetos, pero sobre todo como medio de carga energética para sujetos gravemente enfermos, logrando documentar las mejorías de las condiciones generales de los pacientes.

El célebre físico Albert Einstein, con quien Reich tuvo un intenso intercambio epistolar, consideró extraordinarios los descubrimientos de Reich, una verdadera bomba tanto para la física como para la biología. En su ecuación, Einstein dice: "No existen dos entidades físicas fundamentales (algo material e inmaterial) sino sólo una: la energía. La masa no equivale a la energía: la masa es energía”.


Con la teoría de la relatividad de Einstein, empezó la exploración del mundo atómico y sub-atómico que puso en evidencia el hecho de que el núcleo y los electrones ya no eran la unidad constitutiva básica de la materia, y que existían componentes más pequeños: las partículas sub-atómicas. Cuando la tecnología permitió a la exploración sub-atómica sobrepasar el umbral de medida del núcleo atómico, se descubrió que a ese nivel las partículas y la energía eran la misma cosa.


Gracias a la física de las partículas, sabemos que cada uno los componentes principales del núcleo, protones y neutrones, están constituidos por tres estructuras energéticas llamadas Quark. La teoría de la “cromodinámica cuántica” considera al Quark como el constituyente básico de la materia, “el ladrillo” del mundo material. Cada Quark no es otra cosa que un quantum de energía con una forma dinámica rotatoria, que posee una velocidad de rotación fantástica que determina la frecuencia electromagnética del núcleo. El Quark es una partícula de energía con una masa pequeñísima y se suele ver como el primer pasaje en el proceso que va desde la energía pura, sin masa, hasta la materia. Para los hombres de ciencias se trata de una unidad energética muy pequeña que muestra un comportamiento pulsátil, cuyo efecto determina la energía. Esta unidad energética puede moverse mucho más rápido que la luz. En 1966, Gerald Feinberg y George Sudershan, trabajando cada uno por su cuenta, la llamaron Taquiónica, palabra que procede del griego y que significa “alta velocidad”.

El entomólogo Philip Callahan, hizo la primera prueba experimental para demostar la existencia de los taquiones. Los definió como partículas que se mueven a una velocidad superior que la de la luz; luego la energía continúa transformándose y se estructura en formas materiales, con las cuales interactúa de diversos modos.


El investigador alemán Hans Nieper, veía el taquión como una forma de energía ligeramente contraída o en un estado virtual en el que intenta ser partícula; se encontraría pues, en una interfase entre energía y materia. En su libro Revolution in Technology, Medicine and Society afirma que la existencia de la energía taquiónica ha sido demostrada con absoluta certeza en 1975 y que ésta revolucionaría el mundo Declaró también que en el futuro la ciencia estaría en disposición de emplearla en beneficio del cuerpo, de la mente y del espíritu.


El físico estadounidense Stokes, en 1970 elaboró la “Teoría del escudo”, en la cual sostenía la existencia de una inmensidad de energía libre que viaja más veloz que la luz. Este descubrimiento ha sido confirmado por unos estudios hechos en laboratorios americanos gracias a los cuales se estableció la existencia de partículas que viajan 3 veces más rápido que la luz.


El célebre físico de Alabama (USA), Stuhlinger, en 1972 dedujo que el efecto “escudo” sólo se podía explicar por la existencia de un campo taquiónico. El profesor Tiller, de la Universidad de Stanford, definió los taquiones como “las fuerzas de la vida del universo” .El doctor Cousens ha escrito: “se trata de campos que al mismo tiempo crean e infunden energía a las formas de vida. Cuando se encuentran en el estado virtual, están en disposición de organizarse en cada nivel del cuerpo humano, desde la estructura celular o sistema de los órganos hasta el nivel de los cuerpos sutiles,o sea hasta la que se suele definir como “consciencia cósmica”.



Erasmo Recami, Profesor de física teórica de Catania, en 1976 dirigió, en Erice, el Congreso Mundial de Estudios Taquiónicos, en el cual participaron muchos científicos.


Ernest Wall, en su libro The Physics of Tachion, describe como la energía de punto cero, infinita y sin estructura, se condensa bajo forma de energía taquiónica, que a su vez las SOEF convierten en frecuencias específicas que se inmergen en el cuerpo humano, capaces así de invertir la entropía y también el envejecimiento.


Los productos taquiónicos fueron inventados por un grupo de doctores que investigaban la aplicación de la energía taquiónica en el campo médico.


En 1990 David Wagner se dio cuenta de lo que sería el proceso de reestructuración a nivel submolecular de materiales naturales con el objetivo de transformarlos en conductores de energía taquiónica. Hecho el primer aparato taquiónico, Wagner empezó con los primeros experimentos con materiales taquionizados.


En 1991 publicó sus primeros descubrimientos y fundó la Advanced Tachyon Technologies. Ésta produce actualmente materiales taquionizados que funcionan como antenas para detener la energía taquiónica obteniéndola desde la omnipresente e infinita energía del punto cero (o energía primordial, vital, sutil, orgánica, prana, chi, ki, electrodébil) que constituye nuestra fuente de vida.


En su libro “Campo Tachionico”, la Dra. Maddalena Galliani, escribe: “La física moderna ha demostrado que toda la materia se puede reconducir a la energía que la crea y la hace vital”; por eso las células primarias que constituyen el organismo humano tienen que quedar continuamente en contacto con la fuente de vida constituida por el campo taquiónico. Sólo cargada continuamente por una onda natural (compuesta por frecuencias medibles en milimicrón), la célula mantiene una funcionalidad ideal para el trabajo que tiene que desempeñar.
“La energía taquiónica es, por lo tanto un catalizador natural del proceso de autocuración, ya que induce a procesos homeostáticos de reequilibrio y permite al cuerpo autoproducir efectos curativos”.

En el artículo Tachioni publicado por la Dra. Simonetta Albi (médico cirujano-dentista), en la revista Armonia e Salute naturale año IV N° 20, se lee: “Viendo el universo lleno de energía taquiónica (energía vital, apolar), el ser humano aparece vivo porque posee un receptor para esta energía, o sea la glándula pineal (epífisis-chakra-corona). El estrés, la contaminación electromagnética y las costumbres nocivas llevan a la disminución de su funcionalidad, se produce por lo tanto, un incremento del desorden, del desequilibrio, de la entropía positiva. La energía taquiónica, tiene la capacidad de acelerar los procesos de reorganización; es decir, los fenómenos de neguentropía. Todo esto lleva a la recuperación del bienestar energético.


Actualmente se siguen investigaciones en la Asociación Nacional de Estudios RESET (Ricerca E Sviluppo Energia Tachionica) en Italia.


Para consultar : David Wagner y Gabriel Cousens, Iniciación a la Energía Taquiónica; Campo Tachionico, Maddalena Galliani; Il campo del punto zero, Lynne Mc Taggart.

takionic.es

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