viernes, 10 de febrero de 2012


DE LA METAFÍSICA A LA FÍSICA CUÁNTICA


Igual que ha sucedido con el libro “El Secreto” y la Ley de la Atracción, dos libros escritos por Lynne McTaggart, “El Campo” y “El Experimento de la Intención”, o películas como “What the bleep do we know? Down the rabbit hole” (en español ¿Y tú qué sabes? Dentro de la madriguera), han puesto al alcance del gran público los últimos descubrimientos de la Física Cuántica, que están demostrando científicamente lo que la Metafísica y otras culturas ancestrales enseñan desde hace miles de años.

En resumen, esta es la nueva visión que la física cuántica nos ofrece del universo:

Lo que llamamos “espacio vacío” en realidad es un campo de pura energía formado por partículas subatómicas vibrantes, que recibe el nombre científico de Campo Punto Cero.

Según una de las leyes fundamentales de la Física Cuántica, estas partículas existen como potencial de todas las probabilidades hasta que son observadas, momento en que se colapsan en un estado particular. Es el llamado “colapso de la función onda”. Este “efecto observador” sugiere que la realidad sólo emerge del caldo de cultivo primordial o Campo Punto Cero con la participación de una conciencia viva. La conciencia es la que crea a partir de ese océano de flujo cuántico, produciendo a partir de él algo tangible en el mundo manifestado.

El ser humano, en su nivel más fundamental, está hecho del mismo material que conforma todo lo que contiene el universo. El Campo es la fuerza central organizadora que gobierna todo el cosmos, el motor central de nuestro ser y nuestra conciencia, la fuente de toda la información, una inmensa trama de interconexiones conectadas simultáneamente con todo, donde no existen ni el tiempo ni el espacio, sólo un inmenso presente, un vasto aquí y ahora extendido. Es un anteproyecto del mundo, una subestructura básica de puro potencial que contiene todas las posibilidades y todas las versiones posibles de todas las formas. La conciencia viva es la que pone fin a toda esta aleatoriedad al hacer que, de todos esos estados posibles, sea sólo uno el manifestado en el mundo físico; es la que continuamente, a través de los pensamientos, va configurando la realidad.

El mar de información del Campo, a través de la conciencia, (pensamientos, deseos o intenciones), se organiza coherentemente en materia: es la esencia misma de la Creación.
Al conectarse nuestra conciencia con el Campo, se conecta a la vez a todo ser, a toda conciencia, hasta los más remotos confines del Universo.
Si hacemos una comparación con los Principios Universales herméticos encontramos grandes paralelismos:

El Campo de energía cuántica que todo lo impregna y en el que todo está contenido, fuera del espacio y del tiempo, sería la noción metafísica de El Todo, siendo El Todo el principio causante de la creación del Campo, y el Campo un pensamiento sostenido en la mente de El Todo.

Las partículas cuánticas que conforman el Campo, que contienen en sí mismas todas las posibilidades y a partir de las cuales toma entidad todo lo creado, serían la Substancia Primordial o Materia Prima Viva de la Metafísica. En lo que hasta ahora era considerado “espacio vacío” reside la clave de la vida: es la fuerza de vida que fluye por el universo.

El Principio de Mentalismo dice que el universo es mental y el Principio de Correspondencia dice que todo es igual en todos los planos de existencia. En el nivel más básico y fundamental, en el universo de las partículas cuánticas, no existe diferencia entre mente y materia.

La Física Cuántica demuestra que cuando se desciende lo suficiente en el mundo cuántico, desaparecen las diferencias entre lo mental y lo físico. El Principio de Correspondencia dice que todo es igual en todos los planos de existencia. En el nivel más básico y fundamental, en el universo de las partículas cuánticas, no existe diferencia entre mente y materia.Esto sugiere el origen común de mente y materia en su nivel más básico y fundamental, es decir, que tanto la mente subconsciente o anterior a la conciencia, el estrato preconceptual anterior al pensamiento, como la forma fundamental de la materia, el substrato probabilístico del mundo físico, subyacerían en el Campo Punto Cero.

La interacción entre ambas sería lo que causaría la creación en el mundo manifestado, debido a la capacidad de la materia de organizarse coherentemente y a la capacidad de la conciencia para crear coherencia cuántica y extenderla hacia su entorno. Trasladándolo al Principio de Generación, la forma fundamental de la materia o conjunto de opciones aparentemente infinitas sería la matriz de la creación o principio femenino y el estrato preconceptual de la mente sería el principio masculino que proyectaría la energía para que la creación tuviera lugar.


El “efecto observador” de la teoría cuántica también corrobora el Principio de Generación, es decir, la cualidad creadora de los pensamientos.

Las partículas de energía del Campo contienen todas las posibilidades, y sólo la conciencia viva determina, al dirigir su atención, cuál de todas esas posibilidades se manifestará en el mundo físico.

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