jueves, 23 de diciembre de 2010

El Disco Solar de Oro

Las magias del Universo se manifiestan de múltiples formas. Una magia es la transmutación de la Fuerza, en donde la Luz y la Energía se conjugan en un prodigio. La vida siempre es mágica. La materia se convierte en mente, la mente en espíritu y el espíritu en conciencia. La magia es la más alta alquimia creadora de portentos

Desde épocas muy remotas en la desaparecida Lemuria, un gran disco de oro, transmutación de la materia en luz, ha brindado sus magias a la humanidad. Es la luz de un sol central que se condensa en el más noble de los metales: el oro. Desde los tiempos inmemoriales en que fue construido se le llamó El Disco Solar de Oro. Discos mágicos de luz, como éste, se encuentran en varios mundos que como el nuestro, requieren de fuentes lumínicas, equilibrantes a su baja vibración. Así como las pirámides fueron, en su momento, equilibrios energéticos del planeta, el Disco Solar de Oro ha sido siempre la antena que atrae la Luz Universal necesaria para que este mundo permanezca como madre gestante de la vida.

¿Cuál es la historia de este baluarte de nuestro mundo?
Todo comienza cuando uno de los 17 sabios de la antigua Lemuria, en épocas del reinado de Aramu-Muru y su consorte Arama-Mara, elaboró un gran disco de 40 metros de diámetro, 8 centímetros de espesor y 140 toneladas de peso, hecho todo en oro puro. El nombre de este notable orfebre era Abú. Más que su colosal tamaño, lo más llamativo del disco era la propiedad translúcida del metal, hasta el punto de que podía verse una mano que se moviera a su través. Esta metalurgia es desconocida para nosotros en la actualidad y fue fundamento material para que albergara la luz proveniente de fuentes lejanas. El gran Abú construyó también 25 réplicas del gran disco de 7 metros de diámetro que fueron esparcidas en lugares sagrados de iniciación, en diferentes partes del mundo.

El Disco se encontraba en el lugar más sagrado del templo supremo, en lo alto de una colina de la ciudad de Mu. Mu era la capital del continente del mismo nombre, que en sus últimas estancias, antes del hundimiento, cambió su nombre por el de Lemuria. Frente al Disco brillaba perenne la Luz Maxim, emblema del estado de iluminación y sabiduría que ostentaba la civilización lemur en los períodos de su mayor esplendor.

El Disco Solar de Oro era utilizado por los sacerdotes, que con sus conocimientos extraían de él vibraciones que sanaban los cuerpos y las mentes, comunicaban con los espacios y tiempos siderales y aún permitían la teletransportación.

Pero Lemuria decayó y la luz Maxim se extinguió. La sabiduría y el amor fueron reemplazados por la densidad y el egoísmo. Su final estaba próximo y ya se vislumbraba el fatal hundimiento del continente en las aguas del océano. Fue entonces cuando el gran señor llamado Mer, quien no era otro que el Rey Aramu-Muru decidió salvar la preciosa joya dorada para bienestar de futuras generaciones, que hubiesen renacido a los puros ideales de la conciencia.

Fue así como en compañía de algunos sabios, tomó el mágico instrumento de la Luz Universal, hecha oro en este plano, y en una ahusada nave, de las que en ese entonces se usaban para viajar dentro del planeta, exploró las regiones aledañas a las costas de Suramérica. Su elección recayó en un recién formado espejo, en lo que hoy es el sur del Perú y norte de Bolivia: el lago Titicaca y en su fondo depositó el dorado tesoro.

Con el correr de los tiempos lo sacó de este majestuoso lago y lo trasladó a profundidades dentro de la corteza terrestre, debajo de la cima de una destacada montaña, a unos 300 kilómetros al norte del lago. La región llamada el Valle de la Luna Azul, con unos 42 kilómetros de largo por 21 de ancho en extensión, estaba ubicado en lo que los nativos de la región llaman “ceja de selva”. Debajo del Valle de la Luna Azul a unos 3 kilómetros de profundidad se encontraba un mundo intraterreno de la mayor importancia, con nombre Mistitlán. Precisamente Mistitlán, debajo de la cima llamada por Mer como “El Guardián” yacía el Gran Disco Solar de Oro, luego de su traslado desde el lago Titicaca.

Una de las réplicas estuvo durante muchos años en la ciudad imperial de Cuzco, colocado en un lugar privilegiado del Coricancha, palacio del rey del imperio incaico. Fue Pachacútec, el mayor de los Incas, quien lo tuvo allí, siendo el mismo Pachacútec una de las veces en que el Maestro Mer, se manifestó en un ser humano.

Antes de que la avasallante horda de los ejércitos españoles arribara a las comarcas del Tiwantisuyo, los 25 discos satélites fueron recogidos y llevados al templo interior donde se encontraba el Disco mayor, allá en las entrañas de la Tierra, en Mistitlán. El último fue el que ostentaba el palacio del Inca en el Cuzco. Una puerta dimensional labrada en roca viva a orillas del Titicaca, llamada la Puerta de Mer, en su costado izquierdo fue la receptora de este último vestigio. La Puerta de Mer comunicaba directamente con Mistitlán y sus abadías interiores.

El Disco Solar de Oro ha sido motivo de leyendas y de febriles búsquedas en diferentes épocas y lugares. Los romanos lo buscaron, igualmente los españoles bajo el nombre del Dorado y hasta los nazis, en su momento, lo codiciaron. Nadie lo ha poseído y siempre ha sido protegido por los tutores universales quienes lo entregarán a civilizaciones posteriores, en las que el egoísmo y la codicia hayan sido reemplazados por el entendimiento y el respeto a la luz Rama que se ha materializado en este disco, para el bienestar y el progreso de quines sepan valorarlo.

Fue misión de los integrantes de La Casa de Sirio- La Casa de Mer hacer técnicas especiales para, como lo llamó Mer, “darle de despiertes” al disco. En varios retiros realizados en la cima del Guardián durante 12 años, el Disco Solar de Oro fue de nuevo activado, luego de miles de años de pasividad. La luz que emana el Disco sirvió para que nuestro grupo pudiera, en el último viaje al Perú, corregir una desviación del eje de la Tierra que propiciaría 5 de Mayo del año 2007 una guerra nuclear de proporciones globales, en la que sería simplificada la mitad de la humanidad y sería la causa de los 3 días de oscuridad. Fue gracias al Disco que se inició la dilución de ese mal momento para la humanidad – acto que sería completamente borrado luego de nuestra llegada a la cima del cerro de Uritorco en noviembre de 2006. Y aunque las tribulaciones no han desaparecido, la gran destrucción total ya no será.

Muchas leyes terrestres giraron cuando se sobrepasó la destrucción nuclear del 2007. El planeta en su totalidad, por magias sirias que aprovecharon las energías reprimidas de la fracasada hecatombe, elevó en una octava su vibración. Uno de los cambios que ocurrieron entonces, fue el del traslado del mundo intraterreno de Mistitlán, con sus abadías, a una región más septentrional: la ciudad de Medellín, en la República de Colombia. Labores realizadas en un retiro por los miembros de La Casa de Sirio-La Casa deMer, abrieron las puertas para que los Señores, con la potestad de hacerlo, realizaran el movimiento de este mundo intraterreno, que con las mismas dimensiones, actualmente yace debajo de esta ciudad, a 3.200 metros de profundidad.

Para que esto sucediera fue necesario hacer preparaciones de consagración en 7 colinas y 12 altas montañas que convirtieron el valle de Medellín en una gigantesca copa, como un nuevo Santo Grial. Las colinas fueron dedicadas a los Ancianos Menores de Pléyades y las altas montañas a los Ancianos Mayores de la Galaxia. Luego el mismo Valle de la Luna Azul fue traído, en sus fuerzas, a Medellín (al que Mer, llama Mer-ellín), con el nombre de Valle del Amor. El majestuoso cerro llamado de El Pan de Azúcar, uno de las montañas tutelares de la ciudad y consagrado al señor Aron “El Defensor”, uno de los 7 ancianos menores de las Pléyades, reemplazó a la montaña del Guardián. Para completar la mudanza, el Monasterio de la Reina Mara que en una quinta dimensión se encontraba sobre la superficie del lago Titicaca, fue colocado a una considerable altura, encima de la misma ciudad de Medellín.

Solo faltaba traer al máximo exponente de las glorias del viejo Mistitlán: El Disco Solar de Oro. Efectivamente fue el siguiente paso. Con el apoyo de las fuerzas de la mente humana, en nuevas actividades, por nosotros oportunamente realizadas, el Disco fue trasladado por Mer mismo y sus asesores. A partir de ese momento yace exactamente a 3200 metros debajo de la piscina que posee la actual sede de La Casa de Sirio- La Casa de Mer en Medellín. El radio que cubre el rayo dorado de luz que, desde las profundidades, el Disco emana, es de 800 kilómetros. Seres de vibración más alta que la nuestra, que nos visitan desde el espacio, aprecian este rayo como una fuente hermosa de luz dorada que brota en el norte de Suramérica.

Como anécdota curiosa, una roca labrada por antiguos habitantes de una colonia lemur que vivía en los alrededores del Guardián y recogida por nosotros en uno de nuestros viajes al lugar, está depositada en el fondo de la piscina como antena que canaliza el rayo central que emana el Disco Solar desde sus profundidades. La roca es la efigie de la nave que ellos observaron cuando Mer y los suyos arribaron a sus tierras, durante la labor de introducir el Disco en la base del Guardián. Por instrucciones de Mer la roca fue pintada de color dorado.

Ahora que estamos plantando los Armejos, fuertes de luz blanca condensada que alojarán a las huestes blancas angelicales cuando se inicien los momentos finales del Armagedón, ha sido el Disco Solar de Oro el pedestal sobre el cual se ha erigido el que recientemente se fundó en la ciudad de Medellín. Por su fuerza, esta ciudad ha sido llamada por Mer como la Nueva Jerusalén (haciendo referencia a la ciudad santa que menciona Juan en los últimos capítulos del Apocalipsis).

¿Y qué sucederá en el futuro? Con base en las actuales leyes y en los mensajes recibidos, llegará el momento, probablemente en los últimos meses del 2023, en que la elevación de la conciencia humana y los cambios sociales que ello traerá, permitirán que de nuevo, como sucedió en el esplendor de Mu, la magia del Disco Solar de Oro brille en lo alto de una colina para convocar, con su vibrante sonido, a todos los seres que aman la vida universal y se aprestan para entrar en la nueva era de luz, en la plenitud de Acuario.

Gran Hermandad Blanca

www.lacasadesirio.com

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