sábado, 30 de abril de 2011

Afirman que el Desierto de Atacama albergó a cazadores en el Pleistoceno

El Pleistoceno corresponde a una época geológica que comienza hace 2,59 millones de años y finaliza aproximadamente 12 mil años antes del presente y es seguida por el Holoceno.

El Desierto de Atacama hace millones de años ¿tenía las mismas características que en la actualidad? o ¿existieron ocupaciones humanas? En dar respuestas a esas interrogantes se basó la investigación que desarrolló un grupo interdisciplinario de arqueólogos y paleoecólogos de la Universidad de Tarapacá y la Pontificia Universidad Católica de Chile que durante cuatro años recorrió desde Lluta hasta Taltal, unos mil 300 kilómetros, buscando las pruebas que avalaran esta teoría.
El investigador Calogero Santoro encabezó este estudio, junto a la arqueóloga Paula Ugalde y los profesionales Claudio Latorre, Carolina Salas, Daniela Osorio, Donald Jackson y Eugenia Gayó.
“Ocupación humana pleistocénica en el Desierto de Atacama. Primeros resultados de la aplicación de un modelo predictivo de investigación interdisciplinaria”, concluyó con resultados espectaculares que develaron la presencia de habitabilidad humana en Quebrada Maní, cerca de Quillagua, lo cual sitúa a este sitio como uno de los más tempranos de Sudamérica
Quebrada Maní se emplaza a 1.240 msnm en el desagüe de la quebrada homónima, al suroeste de Guatacondo y forma parte de un gran sistema de drenajes de la Pampa del Tamarugal, con cero precipitaciones en el sector de los sitios arqueológicos. “No hay precipitaciones en esa zona pero ese panorama es radicalmente diferente durante el Pleistoceno tardío (11 mil años atrás) porque en ese entonces hubo mayores precipitaciones sobre la Sierra Moreno que produjeron un incremento sostenido en las descargas de los ríos que bajaban por lo que hoy son quebradas completamente secas y sin vegetación”, señala el investigador.

Fondecyt

Este estudio patrocinado por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico, Fondecyt, permitió documentar las condiciones del Desierto de Atacama hacia finales del Pleistoceno tardío e inicio del Holoceno, entre 17 mil y 9.500 años (calibrado) tras frecuentes salidas a terreno entre Arica y Taltal, en la franja entre los mil y tres mil msnm.

“Se trata de uno de los sitios más tempranos de Sudamérica, con una alta complejidad social, con un mundo más complejo”, señaló la arqueóloga del Centro de Investigaciones del Hombre en el Desierto, Paula Ugalde, al resaltar el valor científico de esta investigación.

La mancomunión, asimismo, entre este equipo investigador compuesto por expertos y jóvenes científicos de distintas disciplinas, permitió que al cabo de cuatro años se lograra dar un nuevo paso en el conocimiento de nuestra historia, producto del trabajo de campo y de laboratorio.

Claudio Latorre, experto en paleoambientes, de la Universidad Católica del Norte, explica que la presencia de vegetación en ese periodo fue un poderoso imán para la fauna.

Fogón y flechas

El equipo encontró en el sitio flechas triangulares que usaron esos cazadores sudamericanos, también permanecían cientos de piezas sobrantes de la manufactura de proyectiles. “Se rescató un trozo de carbón proveniente del fogón donde calentaban el material, materia prima para la confección de flechas, huesos de animales, restos de madera y plantas”, cuenta la arqueóloga Paula Ugalde.

El Desierto de Atacama fue sometido al estudio de este equipo con representantes del Instituto de Alta Investigación de la UTA, del Centro de Investigaciones del Hombre en el Desierto, del Centro de Estudios Avanzados en Ecología y Biodiversidad de la Pontificia Universidad Católica de Chile, de laUniversidad de Chile y del programa Magister en Antropología de la Universidad Católica del Norte.

Tras idas y venidas, entre Lluta (Arica) y Victoria, cerca de Quillagua el trabajo de campo arrojó los positivos resultados con el hallazgo de este sitio que sería uno de los más antiguos desde San Pedro de Atacama al norte, consistente en una terraza hoy totalmente desprovista de vida, con los signos de los primeros poblamientos humanos en América.

El mes pasado recién concluyó esta investigación cuyo valor radica también en la interrelación lograda entre sus profesionales.

Lluvia en Los Andes

Las ocupaciones humanas en el Desierto de Atacama, hace 12 mil años existieron en el periodo pleistocénico tardío y holocénico temprano. Hace 12 milenios drenaban las aguas de las lluvias caídas en Los Andes.

En Quebrada Maní se constataron las primeras evidencias de ocupaciones humanas en el Desierto de Atacama. “En ese entonces se generaron las condiciones propicias para la ocupación humana y esos habitantes fueron grupos de cazadores-recolectores que aprovecharon un hábitat integrado por un estero, arboledas y la presencia de animales como camélidos”, señalan los investigadores.

Quebrada Maní se constituye así en el único sitio arqueológico para Atacama Norte con presencia de un fogón en cubeta y eventos de quema asociados a material lítico de materias primas locales y extralocales, con postes de madera, pigmentos, fragmentos óseos y conchas del Pacífico.

Los investigadores universitarios postulan de este modo que el Desierto de Atacama pudo ser una ruta de circulación para los primeros pobladores de Sudamérica, desde la costa sur peruana hacia Chile Central y Centro Sur (Monte Verde).
El hallazgo de Quebrada Maní destaca la importancia de desarrollar proyectos interdisciplinarios cuando se trata de ocupaciones de finales del Pleistocénico”, reitera Calogero Santoro.

Custodio del patrimonio cultural

El material encontrado sigue siendo analizado, lo cual permitirá también cotejarlo con otros estudios y apreciaciones existentes sobre estos sitios sudamericanos.

El Instituto de Alta Investigación de la UTA reúne y cautela este valioso patrimonio que es sometido cada vez a distintas perspectivas científicas planteadas por parte de sus profesionales regionales y del país.

Edición: Universia / RR


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