Autora:
Josefa Rosalía Luque Álvarez
(Hilarión de Monte Nebo)
En los arcanos de la Ley Divina suenan como campanadas de bronce las grandes horas que la pequeña alma humana ha vislumbrado en sus delirantes deseos.
Y tal ha sucedido a la inteligencia, chispa divina, que esto narra desde el radiante plano de los cielos de Dios que llamamos "Archivo de la Eterna Luz".
Y mientras contemplo extático la sublime personalidad de Osarsip el sacerdote de Osiris, de Moisés el Profeta de Israel, no se que admirar mas porque todo es grande, sublime resplandor vivo del Eterno Invisible.
Su luz interior que le deslumbra y casi le enloquece a El mismo; la fuerza de su voluntad que nada ni nadie pudo doblegar; la ternura casi infinita cuando una mano de seda ha acertado a tocar una fibra sola de su maravillosa sensibilidad.
Era Moisés la séptimo personalidad humana de aquel "Agnus Dei" vislumbrado millares de siglos antes por los Querubes de los mundos mas puros y luminosos de los infinitos cielos de Dios.
En remotas edades anteriores a El, había sido fuego purificador y vara de justicia en el Continente Lemur, de los gigantes con piel purpúrea y ojos renegridos. Fuerte hombre de mar protegió a los indefensos y débiles de las garras de los piratas, agentes vendidos a los poderosos de la tierra. Fue JUNO el "Mago de los Mares".
Fue piedad, compasión y misericordia, personificadas en un pastor de corderos y antílopes, para serlo mas tarde de los desheredados y deshechos de la vida en el mismo Continente.
Fue el NUMÚ de la Prehistoria que hicieron revivir los Kobdas del antiguo Egipto, como el prototipo perfecto del creador de fraternidades idealistas, educadoras de pueblos y transformadoras de hombres.
Vivió vida de Rey en una noble dinastía Tolteca de la bella Atlántida que tragaron las aguas del mar, y enseño a la humanidad de su tiempo que un soberano solo es grande cuando es capaz de amar a sus pueblos mucho mas de lo que se ama a si mismo.
Y se llamo ANFIÓN, a quien las gentes de su época apellidaron el "Rey Santo".
Y mas tarde ANTULIO, el filosofo medico, que sanaba los cuerpos enfermos y ennoblecía y purificaba las almas llevadas por su enseñanza y por su ejemplo a la senda austera del deber.
Y por ultimo ABEL y KRISHNA en el vasto continente asiático, iluminando siempre esta humanidad con la lámpara eterna de la Sabiduría, la Paz y el Amor.
Y todo esto reunido como en un cofre de diamantes, invulnerable a todos los golpes, a todas las furias, a todas las tempestades: el Moisés confidente de Aelohin, el hombre hecho de bronce y piedra, y cuya alma vibrante de amor y fe pudo imponer Ley Eterna a la humanidad terrestre, como pudo arrancar agua fresca a los peñascos para dar de beber a las criaturas sedientas.
Lector amigo, tal es el personaje que la Luz Eterna nos permite conocer a ti y a mi si vestidos con la blanca túnica de las nupcias místicas y en el alma el deseo vivo de la verdad, nos acercarnos a su imborrable archivo, eternamente iluminado y vivo.
Moisés no es un mito, ni su vida es una leyenda.
Es una inteligencia de muy avanzada evolución, un Enviado Divino a la humanidad terrestre, que encarno en el hijo de una Princesa Real del antiguo Egipto, cuando la Esfinge y las Pirámides ya nada decían de sus remotos orígenes perdidos en la oscura noche de los tiempos que fueron.
Hecho este diseño especie de preludio para una sinfonía que mi optimismo acerca de los nobles anhelos del lector me hace esperar que sea deleite a la inteligencia y brisas de paz al corazón.
difundio:elcristoes.net
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