por Alejandro Agostinelli, Ciencia Bruja
No todos los días cobran vida unas criaturas nacidas en la mitología griega. Convengamos que los avistamientos de sirenas, como se le llama a este bellísimo críptido capaz de hechizar de muerte a sus testigos, no abundan en la crónica periodística. Por eso es llamativo que un equipo de estudiantes y docentes de la Universidad de Lincoln, Gran Bretaña, esté ahora mismo trabajando afanosamente en la identificación de una pieza que parece ser una sirena momificada hallada en el Museo de Arte Buxton en Derbyshire.
No todos los días cobran vida unas criaturas nacidas en la mitología griega. Convengamos que los avistamientos de sirenas, como se le llama a este bellísimo críptido capaz de hechizar de muerte a sus testigos, no abundan en la crónica periodística. Por eso es llamativo que un equipo de estudiantes y docentes de la Universidad de Lincoln, Gran Bretaña, esté ahora mismo trabajando afanosamente en la identificación de una pieza que parece ser una sirena momificada hallada en el Museo de Arte Buxton en Derbyshire.
Los partidarios de la existencia de estas muchachas de mala fama a quienes un fantástico desvío de la teoría de la evolución reemplazó sus piernas de piel y hueso por una cola de pescado y sus pulmones por branquias, han tenido problemas para sostener su creencia. 1) No ha habido registros, ni siquiera iconográficos, de sirenos con los cuales pudieran aparearse, lo que lleva a preguntarse por la supervivencia de la especie, 2) sus pechos, apenas cubiertos por una larga y empapada pelambre, no parecen servir para amamantar sirenitas (nadie las ha reportado), 3) en todos estos años nadie ha grabado alguna de las melodías con que seducen de muerte a los pescadores enamoradizos.
En pleno siglo XXI las sirenas han vuelto a reclamar el derecho a la existencia, pero no a través de los medios masivos (que se atienen a una lógica curiosa, ya que le dan más crédito a las apariciones de hadas o vírgenes que a las visiones de sirenas), sino a través de testimonios virales, propagados a través de las redes sociales. Estas sirenas carecen de carisma, no están en el océano agitando sus brazos o canturreando al capitán del barco con una voz hipnótica, pero tampoco son mutantes de pescadería. Son leyendas recientes de Youtube como la que podemos ver ahora mismo:
Las sirenas, según cuenta el buzo, suelen dejarse ver en la Gran Barrera de Arrecifes, Mar del Coral, en la costa de Queensland, Australia. El sitio es una suerte de rompeolas natural de 2.000 kilómetros de longitud habitado por unas 350 especies de coral diferentes, acaso la mayor estructura jamás construida por organismos vivos.
El promotor del video recibió un alud de visitas, lo cual no prueba mucho más que el enorme deseo de los cibernautas por presenciar la manifestación de auténticas sirenas. Dice que filmó sus incursiones durante dos días seguidos. Según el relato que hace en off, la visibilidad era tan mala que la primera vez "ni él se dio cuenta" de lo que había filmado. Hasta que lo vio en la computadora. Volvió al otro día a esperar su regreso y filmó por segunda vez "algo raro". Para él, el hecho de que "reincidiera" evidenciaba que fue una sirena de verdad. "Alguien podría haberme gastado una broma una vez. Pero ¿dos veces?". (Su discurso es un poco contradictorio, ya que él mismo aclara que, por sus diferentes colas, supo que eran dos sirenas distintas).
Alejandro Agostinelli es periodista y editor del blog Factor 302.4
ar.noticias.yahoo.com
ar.noticias.yahoo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario