sábado, 19 de febrero de 2011

El cerebro intenta que no perdamos los estribos...


Regular las emociones . Existen mecanismos que ayudan a que la convivencia sea más serena.


PorFACUNDO MANES. DIRECTOR DEL INSTITUTO DE NEUROLOGIA COGNITIVA (INECO) Y DEL INST. DE NEUROCIENCIAS DE LA FUND. FAVALORO

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Muchos recordarán el momento en que William Foster, el personaje que encarna Michael Douglas en “Un día de furia”, desata su rabia contra el mundo luego de una seguidilla de malas experiencias. La pregunta que podemos hacernos a partir de ese episodio no tiene tanto que ver con lo que habrá sucedido en su cerebro para que eso pasara, sino más bien en qué le impidió hasta ese momento que eso mismo le sucediera.

La regulación de las emociones tiene un papel fundamental para la convivencia de la especie humana (y, en un sentido más exagerado, para su supervivencia). Los seres humanos tenemos la capacidad de transformar la experiencia emocional cambiando el significado que le otorgamos a la situación que da lugar a la respuesta emocional.

En un estudio sobre la regulación cognitiva, Kevin Ochsner de la Universidad de Columbia presentó a los sujetos fotos con contenidos emocionalmente intensos. Ante cada presentación los sujetos debían o bien “atender” la foto, o bien “reevaluar” la foto.

En la condición de “atender”, los participantes debían mantenerse conscientes de su reacción emocional sin tratar de alterarla. En la condición de “reevaluar”, los participantes debían interpretar la foto de manera de no continuar sintiendo las emociones negativas despertadas por la misma, o sea, debían generar una interpretación alternativa o una historia para cada fotografía que explicara los eventos negativos de un modo aparentemente menos negativo.

Los autores pudieron observar que efectivamente los sujetos eran capaces de modificar el sentimiento negativo de las fotos presentadas y que esa capacidad se asociaba a la activación de ciertas regiones cerebrales específicas. Se observó la activación de diferentes estructuras que conforman el “cerebro emocional” en un proceso modulatorio concertado.

Las estructuras prefrontales (relacionadas con el mantenimiento de una estrategia, con la inhibición conductual, la conciencia de las emociones, la realización de inferencias sobre las emociones propias y de los otras personas) regulan las estructuras más automáticas del cerebro emocional (como la amígdala) y la corteza cingulada (otra área del lóbulo frontal) cumpliría el papel de resolver las tensiones entre los diferentes actores cerebrales de la experiencia emocional , actuando como un mediador o negociador de conflictos .

En estados perturbados como el personaje citado de Michael Douglas, los mecanismos cerebrales que mantienen regulado el estado emocional se vuelven en contra del sistema en su conjunto y, en lugar de actuar como un filtro de nuestra experiencia, se vuelven un testigo cruel y despiadado de las inclemencias externas y de nuestras limitaciones para enfrentarlas.

De esta manera, la ciencia permite plantear que el grado de desarrollo y habilidad de la mente humana se demuestra también en la capacidad de transformar la reacción violenta e intemperante en una actitud paciente y templada .

El buen andar en la carrera reposa en diversas cualidades del jinete. Una de ellas, quizás la fundamental, es la de saber llevar siempre bien calzados los estribos.

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